autoestima

La autoestima, un espejo leal

El amor propio saludable se contruye y se aprende

La autoestima, un espejo leal
El amor propio saludable se contruye y se aprende

La autoestima se apoya en lo que piensas de ti ante el espejo; la imagen que de ti se refleja ahí y te dice cuánto te agradas. También se fortalece con la capacidad de felicitarte o premiarte y con la autoeficiencia, esa confianza en ti mismo al considerarte capaz de logros. Pero cuando una de estas partes falla, la autoestima se desestructura.

Así lo consideró Karen García, experta en salud mental y docente de la Unitec, durante su ponencia virtual a través de la página de Facebook del plantel Vallejo, en la Jornada Mi Encuentro Conmigo efectuada el pasado 15 de enero.

La autoestima como medicamento, sostuvo, “es quererse contundente e incondicionalmente, sin importar tu raza, religión, cuerpo o edad; se confunde con la egolatría o egoísmo que emana del miedo y del no conocimiento de ti mismo. Un amor propio saludable y fortalecido supone creerse merecedores de todo lo bueno. Es común autocastigarse y no sentirse merecedor de satisfactores. Las críticas constructivas las recibimos mal; sin embargo, nos autocriticamos y nos juzgamos mal casi siempre”.

La imagen que tienes de ti mismo, prosiguió la especialista, “no es heredada o genéticamente determinada; la autoestima se  construye  y aprende, y las creencias negativas la afectan. Por ello, las relaciones con el mundo social son determinantes: debes relacionarte con gente positiva que sean buenos espejos de vida, porque siempre somos espejo de otro, como otros se reflejan en nosotros mismos”.

La experiencia social, en la memoria de largo plazo guardada, continuó,  “puede programar ideas falsas al escuchar algo negativo de ti;  automáticamente asimilas esa idea y creas patrones de conducta  confirmantes y una profecía autocumplida. Tú sabes quién eres y cuánto vales, esto determina los actos que afirmarán lo que piensas. Las ideas crean actos y consecuencias. Tenemos la idea básica de confirmar, antes que refutar; es difícil, no imposible, cambiar los malos conceptos que tenemos de nosotros mismos”.

Entre nosotros, concluyó García, “existe una cultura de descalificación, pues buscamos lograr la eficiencia, evitando la arrogancia para no caer mal, pero lo correcto es reforzar las áreas de oportunidad como la autoaprobación y automotivación. Debemos saber que la competencia no es con otros, sino contigo mismo”. 

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