Cuando uno es chavo es capaz de todo, dice el internacional flautista mexicano Miguel Ángel Villanueva, al recordar las excursiones que hacía de su casa en Valle Ceylán, al plantel Naucalpan del CCH, y de ahí a Coyoacán donde cursó el bachillerato musical que después lo llevó a la Escuela Nacional de Música (ENM), de donde egresó para convertirse en un sólido ejecutante de flauta transversa.
Villanueva, quien ha tocado en importantes escenarios de países como Francia, Alemania, Inglaterra, República Checa, Estados Unidos, Canadá y, recientemente, en Puerto Rico, recuerda que llegó a Naucalpan influido por dos hermanos que también habían estudiado en el Colegio (Vallejo y Sur) y lo habían hecho apreciar la flexibilidad de su Modelo Educativo, a diferencia de las preparatorias, donde también tenía hermanos.
A la música, reconoce, había llegado prácticamente obligado por su madre, pero ya a esas alturas, su amor por el mundo de las partituras había nacido y el CCH le permitió, de varias maneras, cumplir sus metas, pues tener el primer turno le dejaba el resto del día para la dedicarse a la música.
Aprender a aprender
Sobre qué lo marcó del Colegio, considera que su legado se resume en tres palabras: libertad, responsabilidad y diversidad, porque eso encontró en sus aulas, con sus maestros, la posibilidad de elegir y de volverse responsable de esas elecciones; así como aprender el respeto a las diferencias; “porque te vas abriendo al mundo, a la comprensión de lo que te rodea; antes convives con gente de tu colonia, de tu entorno cercano y no sabes qué hay más allá, después del CCH ya nada es igual”, acota.
Pese a todos sus esfuerzos, retoma, no pudo egresar en tres años del Colegio, quedó a deber la materia de Física que lo retuvo un año más, el cual, sin embargo, considera una buena decisión en su vida, pues le dio el tiempo que requería para acercarse a su instrumento, tener la práctica que necesitaba para desarrollar una técnica.
Luego, aunque ejerció el Pase Reglamentado a la Escuela Superior de Música, hoy ya convertida en Facultad, no pudo cursar la licenciatura pues se abrió la oportunidad de viajar a Francia, donde hizo licenciatura y posgrado y permaneció nueve años.
Aprender a hacer
Discípulo de Ida Rivera, quien había sido asistente de Jean-Pierre Rampal, Miguel Ángel fue construyendo una carrera siempre en ascenso, que lo ha llevado a tocar con las más importantes agrupaciones orquestales del país y como solista en escenarios nacionales e internacionales, pero también se dedica a enseñar, a promover y difundir el repertorio de flauta transversa en México y el mundo.
Además de rescatar obras de compositores mexicanos como Eduardo Angulo, promueve nuevas creaciones como las de la compositora Lucía Álvarez; también tiene 20 años organizando un concurso internacional de flauta transversa, cuya siguiente edición será del 23 al 25 de enero de 2023, con seis categorías, entre ellas -por primera vez- una para aficionados.
Aprender a ser
No obstante el éxito de casi 41 años de carrera, Miguel Ángel cultiva la sencillez, misma que trata de inculcar a sus alumnos de la Facultad de Música, a quienes desde un inicio les deja claro que su objetivo en la música no debe ser obtener (fama, fortuna, dinero) sino dar; es decir, que se preocupen por prepararse de la mejor manera respecto a lo que quieren ofrecer y transmitir al público que los escuche.
Lo mismo que ahora comparte con los chicos de la naciente Orquesta de Cámara Interplanteles del CCH, en el sentido de que, aunque los tiempos cambien y las sociedades también, la música sigue teniendo las mismas exigencias: dedicación y disciplina y su reto es mayor, “porque hoy los chicos tienen muchas distracciones, tienen que ‘bajarle’ a las redes sociales y al internet, para dedicarse a su instrumento”.
De músico a músico, también les recomienda desarrollar su oído, trabajar mucho con el solfeo que es la base instrumental y, sobre todo, desarrollar la actitud de escucha que se requiere para trabajar con cualquier dotación musical, sean duetos, cuartetos o ensambles mayores.
