La agenda del feminismo del siglo XXI se basa en una ciudadanía de las mujeres con igualdad sustantiva, investidas de derechos humanos, sexuales y reproductivos, la cual contempla a todas las mujeres sin distinción, desde grupos racializados, étnicos, clase social, etcétera, pues continúa siendo la desigualdad la raíz del feminismo, señaló la profesora del plantel Sur, Rocío Valdés Quintero.
Sin embargo, puntualizó: “mientras sigan existiendo mujeres excluidas, sin historia, pero sí con destino a la privación de sus libertades, iniciando por el derecho a la vida y no sólo a vivir, sino a hacerlo de manera libre y sin violencias, el feminismo como movimiento social y como teoría política sigue vigente, con sus vanguardias y sus múltiples maneras de actuar para irrumpir en el orden existente. Por una vida libre de violencias para las mujeres y las niñas”.
En el artículo “Ciudadanía de las mujeres. Eliminación de la violencia contra la mujer. Feminismo”, publicado en la revista Fémine, la profesora de la Academia de Historia hizo un recorrido por la historia.
Al señalar que la ciudadanía de las mujeres “implica hablar de feminismo, el cual está situado en el movimiento social de mujeres, por y para las mujeres”, la profesora Valdés Quintero puntualizó que también es teoría y acción política y una perspectiva filosófica.
“El feminismo ha tenido diferentes momentos, diferentes agendas y diferentes vanguardias, todas ellas nos han permitido a las mujeres habitar el mundo de una manera distinta, de una manera propia, desde nuestra propia identidad”, aclaró.
“Actualmente se habla de una ciudadanía de las mujeres basada en la igualdad sustantiva en todos los aspectos de la vida social, referida a la igualdad entre mujeres y hombres; asimismo se cuenta con indicadores sí esa igualdad es real o no, por ejemplo, el llamado techo de cristal”, mencionó.
En su texto puntualiza que el primer paso es eliminar las desigualdades, y para ello es necesario eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, como se planteó en la Convención Interamericana de Belem Do Pará para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.
Mientras que la CEDAW (Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) estableció que las causas de las violencias hacia las mujeres radican en la desigualdad y en la supremacía de los hombres sobre ellas, “de ahí que naciera el 25N como un día para recordar que nuestras acciones diarias pueden hacer la diferencia en la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas”.
