La moda siempre ha tenido un impacto negativo en el medio ambiente, la ONU la ha clasificado como la segunda industria más contaminante y dañina para el planeta, sólo detrás del petróleo, “pero si nos convertimos en consumidores informados y responsables es posible aminorar nuestro impacto en el medio ambiente”, aseguró la bióloga Alejandra Alvarado Zink.
En su charla “El poder de la moda no sostenible y su huella ecológica”, Alvarado ofreció un panorama sobre las repercusiones que tiene en el medio ambiente el consumo excesivo de ropa, pues utilizar combustibles fósiles para su manufactura afecta los ecosistemas, por la impresionante cantidad de agua que requiere la confección de una sola prenda.
Con el descubrimiento del petróleo, recordó, se crearon las fibras sintéticas, entre ellas el poliéster y el nylon, que tienen una consistencia como de plástico. El problema, expuso, es que la mayoría de quienes se han dedicado a la moda, lo han hecho de forma no sustentable y es hasta ahora cuando algunos diseñadores o fabricantes se preocupan por el cuidado del medio ambiente.
“Revisen su guardarropa y notarán que no tienen pocas prendas, es importante conocer cuáles son los recursos naturales que se utilizan y los ecosistemas que se ven afectados, la cantidad de agua, las hectáreas para sembrar o alimentar a los animales de los cuales se obtienen pieles, el aire que se contamina y que utilizamos todos los seres vivos”, resaltó.
Luego de asegurar que hace 20 años se consumía 60 por ciento menos ropa, explicó que los combustibles fósiles para crear materia prima en el campo de la industria textil dejan un impacto que se puede medir en tres niveles: ambiental, social y económico.
El impacto de la industria de la moda en el medio ambiente se mide analizando la huella hídrica (toda el agua que se utiliza y que llamamos agua virtual, que está en la fabricación de la ropa), la del carbono (para producir cualquier vestimenta, se tiene que transportar, conectar las máquinas a la electricidad o las fábricas para producir y lavar ropa utilizan combustibles fósiles) y la ecológica, que es como la suma de las otras dos, por todos los procesos que hay en la producción de textiles.
El impacto de esta industria, abundó, se caracteriza por el alto consumo de agua, no solamente cuando se produce la materia prima, sino durante el proceso de fabricación y después en el cuidado que se le da a la ropa para lavarla y conservarla; por ejemplo, para la elaboración de unos jeans, se utilizan antes y durante la manufactura alrededor de siete mil 600 litros de agua.
El impacto en el agua para la producción de ropa en el mundo, que impresiona enormemente, es el que ha tenido la industria soviética del algodón, en tan sólo 40 años casi ha secado el mar Aral, que en realidad es un lago, lo cual trajo consecuencias para todos los organismos que vivían en él”.
Por todo ello, la responsable de Educación y Comunicación ambiental en Universum sugirió usar lavadoras de carga frontal que gastan casi la mitad de agua; consumir de forma responsable, no sólo en la industria de la moda, sino en cualquiera de las que consumimos, para lo cual, tenemos que estar informados sobre cómo aminorar nuestro impacto en el medio ambiente.
“Al comprar ropa, fíjense en su origen, reduzcan el número de prendas que adquieren, revisen y hagan donaciones de las prendas que ya no usen, lavenla y guarden adecuadamente, porque a algunos insectos les gusta el algodón, si la ropa tiene hoyos, con creatividad se puede seguir utilizando y pueden hacer menos, cuando menos es más”.
También invitó a los jóvenes a observar cuánta agua tienen en su closet, a medir la huella hídrica que hay en su casa, con cortinas, manteles, blancos y demás para tomar conciencia si todo eso es necesario, “hay páginas web que nos dicen cuánta agua se consume en cada prenda y telas”, subrayó.
