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Naturaleza para aprender

Ambos recintos fortalecen el proceso de enseñanza en Ciencias Experimentales

Naturaleza para aprender
Ambos recintos fortalecen el proceso de enseñanza en Ciencias Experimentales

El plantel Azcapotzalco es sede de dos importantes museos cuyos acervos representan una oportunidad para abordar la experimentación e investigación con el apoyo de herramientas y materiales, lo que complementa los procesos de enseñanza-aprendizaje en el Área de Ciencias Experimentales: se trata del Museo de Colecciones Didácticas y el Museo Vivo.

Sobre el primero, el profesor José Mario Miranda Herrera comentó que surgió a partir de su pasión por la biología: “inició como una aventura infantil para viajar a lugares alejados de su casa, conocer y explorar, pero con un regreso seguro”.

Como resultado, el docente recolectó muestras geológicas, maderas fosilizadas, minerales, distintos tipos de arena de varias playas, insectos y fósiles de distintos estados de la República mexicana.

Actualmente, estas muestras se encuentran en el Museo de Colecciones Didácticas, el cual rebasa, en mucho, el propio Siladin del plantel.

José Mario Miranda Herrera, también profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, comentó que este museo cuenta con una impresora 3D, la cual sirve para replicar algunos de los fósiles recolectados, entre ellos, de dinosaurio, mamut y perezoso, con el fin de evitar su desgaste ante su contacto constante.

Además, indicó que los alumnos que participan en Ferias de la Ciencia se han apoyado de los colaboradores del museo y con esta impresora para realizar sus investigaciones.

 

Museo Vivo

Por otra parte, el Museo Vivo, también a su cargo, alberga gran diversidad de plantas endémicas de diferentes regiones del país y se encuentra a un lado del Siladin.

El profesor explicó que este proyecto surgió de una iniciativa de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). “Los decomisos que realizaba esta dependencia se entregaban a distintas instancias en estados del país para crear jardines botánicos regionales”.

El maestro comentó que una parte de esta flora llegó a la FES Iztacala, quien a su vez proporcionó especies al plantel Azcapotzalco del CCH: “se recibieron esquejes de Euphorbia cactus, la cual parece un árbol. Es su equivalente ecológico a las cactáceas de América, es de África y se ubica en zonas áridas”.

El biólogo, con 33 años de docencia en el Colegio, explicó que algunas de las decenas de plantas ubicadas en este Museo Vivo fueron germinadas por él, con semillas que recolectó hace 30 años.

“Toda esta idea de Museos Vivos la retomaron la ENP 3 y el plantel Vallejo del CCH; en Azcapotzalco tomamos el reto, pero no se le dio continuidad. En 1999 metimos un Proyecto PAPIME; sin embargo, pese a que nos dieron los recursos, estalló la huelga de la UNAM y no pudimos trabajar”.

No obstante, esto no mermó el trabajo para que el espacio se mantenga en buenas condiciones en la actualidad: “hemos germinado muchas de las cactáceas. El famoso garambullo, como globo, es una planta que está en peligro de extinción inminente, porque de ahí se obtenía el dulce para el acitrón, cuyo consumo hoy está prohibido. Este ejemplar nos lo donó la FES Iztacala y tiene 50 años, son muy longevas y su crecimiento es lento”.

El profesor detalló que el diseño de este Museo Vivo fue realizado a través de un concurso en el que participaron los estudiantes.

“Los jóvenes plantearon cómo debían ser las jardineras de las cactáceas y de las diferentes plantas dentro de ésta área verde. Los chicos que ganaron crearon los jardines con la silueta de una cabeza de un puma prehispánico y de sus garras”.

Asimismo, remarcó que el Museo resguarda especies difíciles de encontrar: “tenemos la antecesora de muchas cactáceas, después de 25 años sabemos que es difícil mantener un espacio cómo este porque nos enfrentamos a varias problemáticas. Los estudiantes nos apoyan para mantenerlo, pero tras los periodos vacacionales y ahora que se aproxima el periodo de lluvias, se debe cortar el pasto para que no invada las áreas de las plantas”.

Por último, reconoció que es un trabajo enorme: “tenemos más de 200 plantas, pero no podemos saturarlo. Los maestros de Biología utilizan el espacio para complementar algunos aprendizajes de sus alumnos. Si no pueden salir al campo, pueden venir aquí”.

“La conservación biológica es muy importante, cada especie viva que se conserve no solo es el espécimen, los jardines botánicos son bancos de germoplasma para conservar la biodiversidad; hay que conservar esas plantas y la única manera es que todos participemos de alguna manera”, concluyó. 

 

La conservación biológica es muy importante, cada especie viva que se conserve no sólo es el espécimen, los jardines botánicos son bancos de germoplasma para conservar la biodiversidad”.

José Mario Miranda Herrera

Coordinador de los museos

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