El ajetreo comenzó desde temprana hora, maestros del plantel Naucalpan designados como guías para los recorridos de inducción que iniciaron este 4 de octubre, iban y venían mientras se preparaban para romper con poco más de 18 meses de silencio en estas instalaciones, cerradas por la emergencia sanitaria que desató la pandemia de Covid-19.
Afuera, decenas de estudiantes con cubrebocas y sana distancia esperaban impacientes ingresar a su nueva casa, que los recibió con los brazos abiertos y cuatro módulos habilitados para entregarles sus credenciales y organizarlos en grupos de 10 para hacerlos desfilar por las instalaciones.
La emoción los desbordaba, por fin, conocerían el plantel en el que meses atrás habían sido aceptados para cursar su bachillerato y hoy, con su credencial en mano, los convertía oficialmente en nuevos universitarios.
El orgullo era evidente mientras desfilaban animados por lugares clave de la institución, primero algunos laboratorios, la Biblioteca, las canchas, el Servicio Médico, el gimnasio al aire libre, apenas flashazos de lo que será su estadía en el plantel.
Visitaron luego el cubículo de Jóvenes Hacia la Investigación, donde la maestra Ana Lydia Valdés les dio la bienvenida, les habló del programa y les pidió no tener miedo a la palabra investigación. De ahí al Siladin y el Ajolotario.
También les mostraron los auditorios y camino a los Estudios Técnicos Especializados, el profesor Guillermo Solís, del Área de Talleres, les comentó que podían inscribirse a partir del tercer semestre, les habló del PC Puma y del Programa Institucional de Asesorías (PIA), que será muy importante para su desarrollo académico.
Su mirada era de azoro, por fin eran cecehacheros, ya no había pantallas de por medio, estaban ahí, llegando a la Mediateca del plantel, donde les dijeron encontrarán recursos y apoyos suficientes para aprender idiomas.
El recorrido concluyó en la explanada principal, que no podían abandonar sin ser iniciados en el ritual estudiantil que los funde en una sola garra, al grito de ¡Gooooya¡ ¡Gooooya¡ ¡Cachún, cachún, ra ra!, ¡Cachún, cachún, ra ra!, ¡Gooooya, Universidad!!! El primero de muchos que habrán de entonar a lo largo de su bachillerato y los identificará con el espíritu de esta gran comunidad que en su plantel asciende a 10 mil 696 alumnos, tres mil 474 de la generación entrante.
