Vida saludable vs. cáncer de mama

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Sedentarismo, estilo de vida y genética, entre los detonantes

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Sedentarismo, estilo de vida y genética, entre los detonantes

Tres son las actividades tempranas para detectar el cáncer de mama: exploración de los pechos cada mes a partir de los 20 años; exploración clínica anual a partir de los 25 y la realización de una mastografía, recomendada en mujeres aparentemente sanas de 40 a 69 años, cada dos años, destacó Antonio Cisneros Salazar, coordinador médico de Programas del IMSS.

En la conferencia “Cáncer de mama”, organizada por el Programa Ciencia a Distancia de la UNAM, Cisneros explicó a los jóvenes cecehacheros que la principal manifestación de la enfermedad es la presencia de una bolita o tumor, cuya identificación temprana permite tratarlo cuando aún es posible.

El cáncer de mama, expuso, es el crecimiento acelerado y descontrolado de las células de la mama, que puede provenir de los conductos lácteos, lóbulos, vasos linfáticos o sanguíneos.

En México, la enfermedad ocupa el segundo lugar de mortalidad, siendo seis estados en los que se presenta con mayor frecuencia: Baja California, Chihuahua, Durango, Colima, Aguascalientes y Morelos.

Para prevenir la aparición de la enfermedad, dijo, se recomienda evitar el consumo excesivo de tabaco y alcohol; adoptar una dieta equilibrada, baja en carbohidratos, y realizar actividad física de manera cotidiana, por lo menos 150 minutos a la semana, porque “los estilos de vida saludables pueden reducir el riesgo de desarrollar este cáncer hasta en un 30 por ciento”.

En contraste, “la inactividad física es la principal causa del 21 al 25 por ciento del cáncer de mama y de colon”.

De hecho, abundó, entre el 7 y el 41 por ciento de algunos cánceres de colon y recto, mama, endometrio, riñón y estómago son atribuibles al sobrepeso, la obesidad e inactividad física.

Entre los factores biológicos de riesgo de padecer cáncer de mama mencionó el sexo del paciente y la edad, pues recordó que a partir de los 40 años aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.

Otras predisposiciones son: contar con familiares con cáncer de mama; antecedentes de enfermedad mamaria benigna o cáncer; densidad mamaria y vida menstrual de más de 40 años.

Inicio temprano de la menstruación, antes de los 12 años; menopausia tardía, después de los 52 años; primer embarazo después de los 30 años; no haber tenido hijos; terapia hormonal de remplazo más de cinco años.

De los peligros  asociados con los estilos de vida se encuentran el tabaquismo, el consumo de alcohol y el sedentarismo, que pueden ser modificables y, por ende, reducir el riesgo de padecer este mal que sólo en el 2022 afectó a más de 15 mil mujeres, la mayoría de ellas de la Ciudad de México.

Por último, entre los riesgos iatrogénicos o ambientales, se encuentran la radiación ionizante y la radioterapia para otros cánceres, concluyó Cisneros.

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