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Telescopio Espacial James Webb

Se han observado más de 200 galaxias desconocidas

Telescopio Espacial James Webb
Se han observado más de 200 galaxias desconocidas

A poco menos de un año de haber sido lanzado al espacio, del telescopio espacial James Webb ha comenzado a maravillar al grupo multidisciplinario que le da seguimiento y aunque aún están en análisis los datos que ha recopilado, éstos apoyan la teoría del Big Bang y abonan sobre la etapa primaria del universo, destacó María Peña Guerrero, del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScl, por sus siglas en inglés).

En la charla “La ventana de observación del telescopio espacial James Webb”, del Programa Ciencia a Distancia, Peña destacó que este artefacto de alta tecnología ha permitido observar más de 200 galaxias que no habían sido descubiertas, alrededor de 5 mil exoplanetas, e incluso la composición química de su atmósfera.

Recordó que el telescopio espacial James Webb fue creado por las agencias Nacional de Aeronáutica y del Espacio, Espacial Europea y Espacial Canadiense (NASA, ESA, CSA). Es de tipo infrarrojo y orbita el Sol a una distancia de alrededor de 1.5 millones de kilómetros de la Tierra. Debe su nombre al segundo administrador de la NASA, que supervisó las misiones Apolo.

El instrumento se ubica en un punto del espacio llamado Lagrange 2 (L2), su tamaño es comparable con una cancha de tenis y la altura de un edificio de tres pisos, con él se logra ver hasta el infrarrojo medio, que es muy superior a los grandes observatorios que se ubican en la Tierra y a los telescopios Hubble.

Está diseñado para tener una sensibilidad en longitudes de onda de 0.6 a 28 micras, gracias a esta característica es posible ver más, “ver más lejos significa ver más atrás en el tiempo”, dijo Peña a estudiantes de los planteles Vallejo y Naucalpan del CCH. 

Su creación fue iniciativa de un grupo de científicos que, al reunirse en la Encuesta decenal del 2000, determinaron los alcances que arrojaría al estudio del universo, la búsqueda de planetas alrededor de otras estrellas, hoyos negros y supernovas, si se contara con un instrumento que dejara de tener un espejo primario de una sola pieza. Sus objetivos son buscar la luz de las primeras estrellas y galaxias formadas después del Big Bang, entender la formación estelar y planetaria, los sistemas planetarios y el origen de la vida.

La tecnología para el telescopio incluyó una torre, que sostendría unas dos toneladas de peso de los cinco escudos protectores del espejo primario, compuesto por 18 hexágonos de berilio cubiertos de oro y cuatro instrumentos para investigación.

Estos son: el Near Infrared Camera (NIRCam), que produce imágenes de 0.6 a 5 micras; el Near Infrared Spectrograph (NIRSpec), que produce espectros de 0.6 a 5 micras; el Mid Infrared Instrument (MIRI), que produce imágenes y espectros de 5 a 27 micras, y el Fine Guidance Sensor y Near InfraRed Imager and Slitless Spectrograph (FGS / NIRISS), el primero permite estabilizar la línea de visión del observatorio, el segundo produce imágenes y espectros de 0.8 a 5 micras.

El trabajo es resultado de un equipo multidisciplinario de especialistas en ingeniería mecánica, eléctrica, en sistemas computacionales, materiales, aeroespacial, civil, físicos, químicos, de diseño, derecho, astronomía, matemáticas, comunicación, robótica, administración, entre otros. De hecho, algunos de los avances tecnológicos para este instrumento han beneficiado a la ciencia médica.

En cuanto a los datos recabados, mencionó que los diferentes equipos de trabajo están depurando para dejar lo más relevante, “antes teníamos simulaciones, hoy tenemos imágenes reales”.

Sobre su permanencia en el espacio, la investigadora comentó que contrario a su vigencia original, de cinco años, se espera que llegue a 10, gracias a que no tuvo ninguna complicación en arribar al sitio donde se encuentra actualmente y gastó menos combustible del que se creía.  

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