Seminario Didáctica de las Disciplinas

Seminario Didáctica de las Disciplinas

Calidad de la información, reto en el ámbito educativo

Seminario Didáctica de las Disciplinas
Calidad de la información, reto en el ámbito educativo

Enseñar es crear las condiciones para que el estudiante pueda construir conocimiento y así aprender; en ese marco, la tecnología ofrece muchas posibilidades, pero las decisiones de su uso deben inscribirse en una reflexión teórica, porque sin una teoría reflexionada, la acción no tiene fundamento, consideró Marina Kriscautzky Laxague, de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC).

En su charla “Didáctica y tecnologías. Una relación teórica”, explicó que había dividido en dos partes la exposición, una primera en la que expuso que la didáctica se ocupa de ofrecer ese marco teórico y metodológico que orienta el diseño de actividades y la intervención de los docentes para promover los aprendizajes en todos los estudiantes.

Mientras que en la segunda habló sobre la relación que tendrían las tecnologías digitales vinculadas con la didáctica. Porque tecnología ha habido siempre, dijo, y hay algunas que incluso persisten a lo largo de la historia de la educación, pero se referiría en específico a las digitales porque han producido cambios.

No en la manera en que pensamos y aprendemos, pero sí en las posibilidades que tenemos para transformar y generar nuevas maneras de enseñar, destacó en la charla organizada por el Consejo Académico del Bachillerato (CAB) de la UNAM, en el marco del Seminario Didáctica de las Disciplinas.

Qué aporta la tecnología a la enseñanza, preguntó: “Yo diría que herramientas para cosas muy importantes, como acceder a la información, algo que no acabamos de asimilar en la docencia es que el acceso a la información, que era uno de los pilares de las instituciones educativas, y que todavía a principios del siglo XXI era un problema”.

Hoy, detalló, con la aparición de internet y la capacidad que tiene, con los algoritmos de búsqueda que permiten encontrar lo que se nos dé la gana, ya no es necesario tener conocimientos específicos para hacer una búsqueda.

“Esto ha transformado radicalmente lo que pensabamos como función de la escuela o el docente, que era garantizar el acceso o garantizar la mejor información, hoy ésta está al alcance de un click y el problema es otro”, advirtió.

Según la pedagoga y maestra en Ciencias con especialidad en temas educativos, la tecnología nos resolvió el acceso a la información, pero nos dejó el reto de “cómo enseñar y trabajar con los estudiantes para garantizar la calidad de la información, su confiabilidad y validez”.

También nos brinda herramientas para procesar la información, como por ejemplo al hacer una tesis; porque podemos ordenar, sistematizar, esquematizar, etcétera. Incluso herramientas de colaboración, de comunicación, para distribuir información, organizar y realizar actividades y hacer evaluaciones.

Como herramientas tienen una posibilidad, pero éstas se quedan ahí hasta que alguien decide cómo utilizarlas; la tecnología, sí, debe estar integrada al aula, pero depende del marco epistemológico desde el cual se concibe la enseñanza y el aprendizaje, para que se puedan concretar sus oportunidades, subrayó.

Estas herramientas, abundó, nos permiten “poner en acción diferentes procesos cognitivos; realizar acciones que no pueden hacerse sin la tecnología y construir un medio que devuelva al estudiante el resultado de sus acciones, para que éste pueda pensar”.

Para dejarlo claro presentó dos ejemplos, en el primero mostró imágenes obtenidas mediante un microscopio para destacar que hay cosas que no se pueden hacer sin tecnología, como este caso la visibilidad simultánea de la parte y el todo.

En el segundo caso, presentó un juego de matemáticas en el que un simple juego devuelve al usuario el resultado de sus acciones, propiciando que el alumno piense en la posible solución del problema, en el cual no interviene el docente de la forma tradicional, normativa, sino favoreciendo la reflexión y el papel activo del alumno.

Esto deja claro que no se trata de usar por usar las herramientas tecnológicas. Más bien, de emplear aquellas “que nos sirven para el aprendizaje para que cumpla su papel en el marco teórico y metodológico correspondiente”.

La tecnología en las clases presenciales genera posibilidades de aprendizaje que no existirían sin ella, lo importante es “que no abusemos de las herramientas porque no siempre aportan algo al aprendizaje de los alumnos, sobre todo, cuando no las utilizamos de manera reflexiva”, concluyó. 

Compartir: