Para dejar atrás la idea de que la historia es aburrida y sin conexión con el presente, y en particular con los jóvenes, un grupo de profesores del plantel Sur, desde sus aulas, emprendieron la tarea de que sean los mismos estudiantes quienes interpreten los procesos históricos a través del uso de la imagen. El alumno detesta la historia no por la historia sino por cómo se le enseñó en los distintos niveles educativos. Esta disciplina es mucho más de lo que les han hecho pensar, así lo afirmó Sergio Valencia Castrejón, quien junto con Elisa Silvana Palomares Torres, Rocío Valdés Quintero y Jocelyn Paola Vázquez Toledano plasmaron esta experiencia en el libro Interpretaciones imaginadas de la Historia Universal Moderna y Contemporánea.
La voz de los jóvenes
El material está basado en ejercicios de los estudiantes, los cuales reflejan los conocimientos adquiridos y también las bases con las cuales trabaja el Colegio. Ellos investigan, elaboran un texto y plasman un dibujo, una representación gráfica que requiere de abstracción, análisis y explicación y les ayuda a entender los procesos históricos. Un ejercicio lúdico que tiene muy buenos resultados explicó Vázquez Toledano. Les da a ellos una serie de aristas e interpretaciones significativas, al convertirse en productores de imágenes generan conocimiento histórico, interpretan lo aprendido a partir de su imaginario, de los referentes teóricos, de datos, y lo plasman en una imagen inédita y única, añadió Valencia Castrejón. Además, expresó Valdés Quintero, desarrollan el pensamiento crítico y abstracto. “Al final no es el aprendizaje sólo para ellos sino que trasciende a sus pares y eso le da otro valor al texto. Incentiva a los demás y les permite tener un mayor acercamiento a la disciplina”. Para Palomares Torres, se trata de un trabajo colaborativo que enaltece la filosofía del Colegio. “Están involucrados directamente los alumnos, pues son ellos quienes le dan sentido al libro. Es también una invitación a los profesores a utilizar la imagen en sus clases, ya que es una herramienta valiosa y necesaria, puesto que vivimos en un mundo visual. El resultado: interpretaciones novedosas de la Historia Universal y de México, con una visión rica, integral, novedosa y cuestionadora frente a lo que tradicionalmente se ha hecho”. El texto forma parte de un proyecto Infocab (Iniciativa para Fortalecer la Carrera Académica en el Bachillerato), y consta de siete capítulos: “El feudalismo, su crisis y los primeros indicios del capitalismo”; “Transición a la sociedad capitalista y ascenso de la burguesía al poder”; “El auge del capitalismo industrial de libre competencia y los inicios del movimiento obrero”; “El capitalismo imperialista”; “Crisis del capitalismo de entreguerras y la construcción del socialismo en un solo país”; “La era del mundo bipolar y su impacto en el tercer mundo”; “Globalización y neoliberalismo: crisis del sistema capitalista y problemas actuales”.
Inspirar a sus pares
Al referirse al uso de la imagen en la enseñanza, Rocío Valdés afirmó que en el país no se explota, se limita e incluso se denigra, y se reduce a que sólo es para los niños, cuando se pueden desarrollar saberes y capacidades, no se trata de lo bello que pueda ser, lo importante es qué se quiere decir con imágenes. “El uso de este recurso está desaprovechado cuando existen infinitas posibilidades de trabajar con ella en historia; esto, por un lado, tiene que ver con la formación de los profesores, y por otra, por la falta de una reflexión teórica sobre su utilización, a pesar de que, actualmente, todos somos visuales”, sostuvo Valencia Castrejón. El objetivo es formar jóvenes que no sólo repitan información, sino “que sean capaces de procesarla, de resignificarla y de plasmarla con mayor complejidad en una imagen, que no es nada sencillo. Los dibujos son obras de arte con conocimiento histórico fundamental”. El académico, quien ha trabajado desde hace más de diez años con construcciones icónicas, las cuales ha tenido que modificar y traducir en estrategias de enseñanza, señala que ha sido un proceso gradual que se complementa al final con el aprendizaje. Sin embargo, dice, existen muchas otras estrategias que se pueden utilizar también, como el uso de la música, de manera que los alumnos aprendan y que esta disciplina les sea más cercana y significativa con la vida real y por consecuencia de mayor valor para ellos. “Muchos profesores siguen aburriendo y aburriéndose enseñando una historia muy aburrida, y esto tiene que ver con la falta de motivación, de iniciativa y de apertura intelectual.
Hay múltiples maneras de entender esta disciplina y de enseñarla a partir de algo que les guste y también a los alumnos; crear espacios de riqueza, interés, discusión, reflexión, donde todos puedan disfrutar”, subrayó. Sobre el proceso de elaboración, Rocío Valdés informó que se trabajó todo un año en la búsqueda de imágenes y de otras estrategias didácticas. “No es un libro de didáctica, sino del trabajo didáctico en el aula. Y para aquellos que no fueron nuestros alumnos pueden conocer que hay maneras interesantes de entender la historia y de que sus compañeros y ellos mismos tienen capacidades para expresar sus conocimientos”. Los alumnos admiten que fue valioso este ejercicio, pues estudiaron, investigaron y descubrieron lo interesante de uno u otro tema. En esta búsqueda, el alumno aprende a aprender y hacer, y empieza a descubrir no sólo por el maestro sino por él mismo, afirmó Jocelyn Vázquez. Para concluir, Elisa Palomares subrayó que en los dibujos se ven otras cosas más allá del conocimiento, como las cuestiones personales, lo que viven: la violencia, discriminación, desigualdad; “ellos son la voz de una generación que pocas veces tiene la oportunidad de hablar y emitir su opinión sobre temas donde no son expertos. A través de este material se les ha dado la voz, no sólo sobre los procesos históricos, sino de aspectos, incluso inconscientes, que están presentes y nos hablan de sus inquietudes y anhelos, importantes por escuchar”.
