Puede sustituirse por formas más sanas de convivencia y de respeto

masculinidades hegemónicas

Puede sustituirse por formas más sanas de convivencia y de respeto

masculinidades hegemónicas
Puede sustituirse por formas más sanas de convivencia y de respeto

La masculinidad hegemónica legitima formas de dominio y violencia; no reconoce necesidades y capacidades de las mujeres y otros grupos vulnerables; y promueve la competencia del género, más no la cooperación, entre otros aspectos perjudiciales. Sin embargo, al ser una construcción social, ésta puede sustituirse por formas sanas de convivencia, respeto y con igualdad.

Lo anterior fue señalado por los especialistas Ricardo Enrique Ayllón González, coordinador del Programa de Metodología; y René López Pérez, responsable del Subprograma de Investigación, ambos de la organización Gendes, Género y Desarrollo, quienes destacaron la importancia de que los hombres reflexionen, realicen intervenciones e investiguen desde la perspectiva de género.

“De la misma manera se busca incidir en las relaciones de género igualitarias, equitativas y saludables; en el ámbito escolar, nada más importante para el Colegio que el trabajo en la modalidad de seminarios porque para nosotros es un espacio genuinamente de formación entre las y los profesores a través del intercambio de experiencias, de prácticas docentes y también de la parte de su formación disciplinarias”.

Sin embargo, comentaron que si es una construcción social e histórica, “entonces puede sustituirse por otras formas de convivencia social, política y económica, basadas en la igualdad, el respeto y la no violencia”.

En la conferencia se planteó la interrogante: “¿Me di cuenta de ser hombre cuando…?”, cuya conclusión fue que la hombría no está determinada por la genética, sino por una cuestión social, por el tipo de aprendizaje que reciben los hombres desde la infancia en la familia, por el tipo de modelo de hombre, por imitación y por ser heterosexual.

 

Posición dominante

A partir de los planteamientos de Raewyn Connell, socióloga australiana, quien desarrolló el concepto de masculinidad hegemónica, se establece que las masculinidades también proponen una organización del mundo a partir de un modelo donde la figura del hombre es predominante, refirió René López Pérez.

Destacó que la masculinidad hegemónica se encuentra configurada por las prácticas de género, las cuales son cuestiones que se realizan no sólo en un conjunto de expectativas de roles o identidades, sino que incorporan respuestas en un momento específico al problema de la legitimidad de patriarcado.

En lo histórico-dinámico, este modelo garantiza la posición dominante de los hombres y la subordinación, resultado de relaciones de poder para legitimar posturas de ruptura y relaciones de producción; así como de emociones, afecto y placer.

Además, en este modelo se presentan relaciones intergenéricas donde se encuentra un dominio y subordinación dentro de relaciones internas de género; complicidad para el dividendo del patriarcado y marginación y autoridad, para incorporar la clase y raza.

Por su parte, Ricardo Ayllón González, licenciado en Psicología por la UNAM, señaló que la violencia es una decisión, es aprendida y selectiva hacia quien se decide ejercer, donde el “objetivo del hombre violento es tener a su pareja y a las mujeres bajo control para obtener beneficios al disponer de sus recursos”.

Para ello, explicó, se vale de la invasión de espacios vitales físicos, emocionales, intelectuales, sociales y culturales, ya que la violencia forma parte de un entramado del patriarcado; sin embargo, para detenerla y erradicarla se depende de las acciones individuales, sociales e institucionales.

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