A casi tres años del primer paciente infectado por el virus SARS CoV-2, se debe tener claro que el problema no fue la pandemia o los virus, que estos sólo son los síntomas de algo más grande, provocado por desestabilizar los ecosistemas, pues al hacerlo, entramos en contacto con nuevos patógenos, advirtió Greco Hernández Ramírez, investigador del Instituto Nacional de Cancerología.
En la videoconferencia “El año del murciélago”, Hernández se refirió a su libro homónimo en el que expone la urgencia de cambiar la relación humana con la naturaleza y poner especial atención a problemas como la invasión constante de nuevos hábitats, la contaminación de los ecosistemas, la sobreexplotación de recursos naturales y el tráfico de especies silvestres, para detener la llegada de otras enfermedades mortales.
La Tierra es un planeta de virus, por cada célula viva existen 15 virus en diversidad genética. Hay millones que no conocemos, no es casualidad que las últimas 10 pandemias han sido virales y sólo una bacteriana, tal es el caso del Covid-19, pero también de la viruela, la gripe española, el H1N1, el Sida, el ébola, la poliomielitis, el sarampión, el papilomavirus, la fiebre amarilla o la peste bubónica.
El también autor de Acertijo de la vida sostuvo que ese desequilibrio que estamos provocando es lo que propicia que los virus pasen hacia los humanos y se generen epidemias.
En este sentido, se refirió a las pandemias del virus de la influenza, la cual proviene de aves acuáticas: gaviotas, patos, flamencos y garzas que son reservorios del virus de la influenza, cuando se invaden sus ecosistemas el virus salta a aves domésticas, a cerdos, caballos, mascotas y al ser humano. Al tener moléculas de RNA, estos tienen la susceptibilidad de mutar constantemente. Lo mismo pasa con los coronavirus.
Luego compartió una línea del tiempo que mostró cómo la gripe española mató en 1918 a 50 millones de personas; posteriormente el H1N1 asiática, en 1957, causó la muerte de 1.2 millones; en 1968, el H2N2 de Hong Kong mató a 700 mil personas, en 2009 la pandemia de H1N1 causó la muerte de 363 mil.
Por otro lado, el Sida surgió por la transmisión de virus de monos grises a humanos, por el comercio de carne de esta especie y su uso en ceremonias que incluyen el sacrificio de estos animales. También señaló a la viruela, que ha sido considerada el agente más devastador de todos los tiempos. Proviene de los camellos y los roedores y se tienen datos desde hace más de 4 mil años.
El SARS-CoV-2 tuvo su origen en los murciélagos herradura (mamíferos reservorios de los coronavirus) que habitan en China, estos transmitieron el virus al pangolín malayo y éste al ser humano, el paciente cero clínico y genómico se dio en Wuhan, China, específicamente en el mercado Huanan, llamado mercado húmedo, por la gran cantidad de venta de animales silvestres.
Las pandemias por coronavirus que se tienen registro son el HCoV-NL63, en el 1200; el HCoV-229E, en 1820; el HCoV-OC43, en 1890, transmitido por vacas; en 1950, transmitido por roedores, el HCoV-HKU1; en el 2003, el SARS-CoV; en el 2012, el MERS-CoV; y en 2019, el SARS-CoV-2, la mayoría transmitidas por mamíferos al ser humano.
Un estudio reciente de la revista Science (The Huanan Seafood Wholesale Market in Wuhan was the early epicenter of the Covid-19 pandemic) afirma que el origen del Covid-19 está en el tráfico ilegal de especies silvestres, como pangolines, simios, felinos, murciélagos, aves, tortugas, roedores, serpientes, así como cuernos de rinoceronte, buche de totoaba, marfil de elefante, pieles de felinos, etcétera. Lo que advierte una invasión continua de hábitats y destrucción de ecosistemas.
Ello, expuso, hace prever que está en puerta una próxima pandemia, quizás en cinco o 10 años, “a menos que cambiemos nuestra relación con la naturaleza”, además de generar acciones, como la prohibición del comercio de especies silvestres, el desarrollo de nuevas leyes, etcétera.
