El patriarcado es un sistema de dominio social y el machismo es su manifestación más radical. Sobre esos dos elementos giró la ponencia de Miguel Moguel, filósofo social, defensor de derechos humanos y activista en temas de género, transmitida a través de la página oficial de Facebook del plantel Vallejo.
El patriarcado, dijo el especialista, se define como “el dominio del género masculino sobre el femenino y de un hombre sobre otros hombres y mujeres; es una estructura social que privilegia las capacidades masculinas como la racionalidad, fuerza fisica y toma de decisiones, protagonizando al hombre en todos los ámbitos. De 193 países del mundo, sólo 10 tienen gobernante femenino; las principales religiones son guiadas por varones”.
El machismo, por su parte, “es la expresión extrema del patriarcado que subordina a la mujer, y se identifica con la violencia física, desde golpes hasta el asesinato, celos, desaires, sentirse abandonados o no atendidos. Todo eso son ‘justificaciones del machismo’ para violentar a la mujer en el hogar, convirtiéndolo en ‘el lugar femenino más peligroso’, aunque también existen otras formas sutiles de comportarse, llamadas ‘micromachismos’, que pueden ser observados en cualquier lugar”.
La masculinidad y la feminidad fueron definidas como “diferencias de construcción social basadas en la virilidad, competitividad, control, éxito, fuerza, racionalidad y poder supuestamente exclusivos del hombre; nos hacemos hombres con ideas culturales rígidas, como no jugar con muñecas, sentarse, caminar o hablar de cierta manera, contrastado con lo femenino, apartándonos de todo lo relativo a lo sutil, sensible, emocional y amoroso, aunque la masculinidad hegemónica tiene efectos nocivos también para el hombre en sus comportamientos, creencias, conductas, convivencia y emociones. Es una obligación y un derecho reconstruir a la sociedad con una masculinidad positiva, creando modelos éticos alternativos, justos y solidarios, reconociendo al otro como un igual conectando con lo femenino, con los seres amorosos, abiertos, solidarios, sensibles, comprensibles y conscientes”.
Y el filósofo concluyó: “Nacer hombre es un factor de riesgo. Hay más muertes violentas (nueve de cada diez) por demostrar ‘hombría’. Mueren más hombres y hay más adictos. La ‘autosuficiencia masculina’ influye en la salud, aumentando la depresión, la ansiedad y los suicidios (ocho de diez)”.
