La depresión y la ansiedad son los trastornos del comportamiento más comunes en el país y las principales causas de enfermedades mentales y discapacidades entre los adolescentes, advirtió la psicóloga Georgina Nieto Castañeda, para quien es prioritario el cuidado de la salud mental de los jóvenes, a fin de que reciban tratamiento adecuado y oportuno.
En la conferencia “El valor de resignificar el dolor y la pérdida”, que abrió las actividades del décimo noveno Foro Conciencia y Humanidades, realizado aquí del 18 al 21 de octubre, la especialista recordó que actualmente siete de cada 10 jóvenes, de entre 10 y 19 años, padece algún transtorno, y que el suicidio, derivado de esos males, es la cuarta causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años.
“No atender de manera oportuna estos padecimientos que causan dolor emocional -alertó- provoca que se deteriore la salud física y mental, impide el desarrollo personal y profesional, que no se pueda llevar una vida plena y, a la larga, que se experimenten deseos suicidas”.
Este dolor emocional, agregó, es la respuesta a una experiencia social y personal que perjudica al cerebro, produciendo efectos psíquicos y emocionales que impactan en la conducta de diversas maneras; el dolor puede manifestarse de forma física o verbal, ya sea con enfermedades o comportamientos agresivos o depresivos.
Durante estos periodos, la persona puede aislarse, experimentar emociones como culpa, remordimiento, enfado, tristeza, frustración, desilusión, pesimismo y dificultad para realizar sus labores cotidianas, y presentar alteraciones a nivel neurológico, muscular, cardiaco o gastrointestinal como efectos secundarios.
Por eso es de vital importancia atender el dolor emocional y quitar el estigma de su tratamiento, pues si se requiere ayuda o apoyo no se debe dudar en acudir con los especialistas, subrayó la psicóloga, quien puso énfasis en que cada ser humano experimenta de manera personal los procesos de pérdida (que abarcar situaciones como muertes, perder el empleo, rupturas amorosas, etc.), y de afrontar el dolor.
Sin embargo, afirmó, es importante transitar por cada una de las etapas del duelo: crisis, negación, enojo, depresión, aceptación y aprendizaje, aunque no necesariamente de forma lineal, para alcanzar la plena aceptación del hecho y lograr alguna lección de vida. Por ello, recomendó ser resilientes y capaces de resignificar nuestras pérdidas para generar nuevos comienzos y confiar en que todo mejorará.
