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CULTURA

Los estereotipos de género en la saga de Toy Story

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Los estereotipos de género en la saga de Toy Story

Los juguetes son los compañeros de nuestra niñez. Todos recordamos nuestro juguete favorito o aquél que nunca tuvimos, además de que algunos comerciales son tan pegajosos que seguimos recordándolos. Desde el punto de vista pedagógico, los juguetes son fundamentales para desarrollar nuestra capacidad de socialización, coordinación y personalidad, y han sido tan importantes que incluso tienen su propia franquicia: Toy Story.

Sin embargo, con el fin de vender más, la industria juguetera creó una división entre juguetes “para niñas” y “para niños”, asignó un esquema de colores para cada grupo.

A pesar de ello, con la creciente discusión acerca de los estereotipos de género en la sociedad, las representaciones sobre lo femenino y lo masculino son reinterpretadas de manera constante para incluir a sectores de la población antes invisibilizados, y las películas no se quedan atrás. ¿Sabes cómo ha cambiado Toy Story para disminuir sus representaciones estereotípicas de género? ¡Vamos a analizarlo!

  • El color 

Una de las primeras cosas que las personas aprenden a identificar y asociar con ciertos elementos, es el color, y a lo largo de la historia se ha generado una asociación directa entre el color rosa y la feminidad, así como el azul a la masculinidad.

Si separamos a los infantes de Toy Story en dos generaciones, donde la primera está conformada por Andy, Molly, Sid y Hannah, y la segunda por Bonnie, podemos notar el cambio entre los colores asignados a cada grupo. Andy y Sid monopolizan el azul y el negro en su vestimenta y posesiones, mientras que Molly y Hannah lo hacen con el rosa. En cambio, Bonnie representa una niñez más neutra con una vestimenta y habitación predominantemente verdes.

  • Los juguetes 

Otra de las cosas que cambia de una generación a otra es la asignación de juguetes a cierto sexo. En la primera generación, los juguetes que requerían más esfuerzo físico o intelectual (como soldados, carritos, juegos de mesa y figuras de acción) se encontraban casi por completo en las habitaciones de Andy y Sid, mientras que los que no requerían gran esfuerzo físico (cocinitas, juegos de té, muñecas y peluches) eran propios de Molly y Hannah. Bonnie, por otra parte, goza de una colección de juguetes más variada con peluches, figuras de acción, muñecas, disfraces de súper heroínas y más.

Además, no podemos olvidar el cambio de Bo, de pastorcita tierna y dócil a aventurera que no teme romperse alguna pieza, y de Ken, que le recuerda a los niños que está bien no ser fuerte y valiente todo el tiempo.

  • El lenguaje 

Sea verbal o no verbal, el lenguaje tiene un papel fundamental en la forma en que percibimos las cosas y es algo que esconde prejuicios y connotaciones negativas, que en ocasiones no podemos percibir. Hasta antes de Bonnie, ninguna de las niñas que aparecen en las películas es mostrada jugando de la manera en que Andy lo hace (saltando, corriendo y gritando).

También hay que hacer mención especial a la escena extra de Toy Story 3 donde Buzz cree que la carta que reciben fue escrita por Barbie cuando el autor es Ken. Un momento cómico de la película que también manda un mensaje sutil: ¡Los niños también pueden tener letra bonita!

  • ¿Qué sigue?

Si bien Toy Story ha sabido adaptarse y sobrevivir por más de 20 años, aún hay cosas por hacer. En primer lugar, dejar de lado las bromas que parecen ataques homofóbicos o sexistas (La broma de la letra bonita de Ken es el ejemplo perfecto de una broma inocente con interpretaciones peligrosas).

En segundo lugar, ¡Se necesitan más personajes femeninos en la saga! Si bien en las primeras la falta de juguetes mujeres era justificada por el protagonismo de Andy, con Bonnie se abre un mundo de posibilidades que se agranda más con la separación de Buzz y Woody y el mayor tiempo en pantalla de Jessie y Bo en la cuarta película.

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