Las estudiantes del Colegio están muy informadas sobre los temas de género y feminismo; son muy proactivas, incluso se podría decir que están empoderadas. Los varones también están sensibilizados en el tema, pero aún hay casos muy renuentes. En general es una generación sensible y crítica, incluso en sus prácticas, y les gusta mucho que estos temas estén en las aulas, pues es algo que está en su contexto.
Así lo consideró la maestra Verónica Angélica Cabrera Camarillo, profesora del plantel Oriente, tras realizar un ejercicio académico entre sus estudiantes de cinco grupos de la asignatura de Historia Universal Moderna y Contemporánea, a quienes cuestionó cómo descubrieron si son hombres o mujeres, y si han tenido un trato de desigualdad en función de su género.
La actividad consistió en vincular las preguntas con su experiencia de vida, que agreguen elementos de la asignatura y rastreen elementos conceptuales; las reflexiones se dieron desde la experiencia de su propio nombre, la identidad, el género, la diferencia entre sexo y género, entre otros aspectos. La sorpresa fue que la gran mayoría no se había hecho estas preguntas, ya que les parecían obvias, cuando no lo son.
Los jóvenes buscan información, indagan y contrastan fuentes, tal vez más complejas, que les sirven para explicarse a sí mismos su identidad y en el ámbito de la historia y las ciencias sociales les permite ordenar su propia realidad y empezar a comprenderla de una manera más informada.
Este ejercicio dio pauta para que, aun en línea, que es el reto, empezaran a comprender los principios pedagógicos del CCH, que aprendan la disciplina, pero también los procedimientos, de manera que todo esto forme parte de su cultura básica de manera integral, indicó.
Los resultados, compartió, indican que las alumnas identifican el ser mujer con una serie de estereotipos, pero que en su experiencia de vida, en sus prácticas cotidianas, en pequeñas acciones, ellas las han cuestionado, por ejemplo, la forma en que se visten, los deportes que practican y detectan una serie de desigualdades, entre ellas, que el tipo de vestimenta en la escuela es un factor determinante para generar diferencias o las exigencias de tener mejores calificaciones.
Otro aspecto que llamó su atención es que esta generación cuestiona mucho el género binario, por considerar que no se identifican con ser hombres o mujeres, con categorías ya establecidas.
En cambio, se observa de manera generalizada un desfase entre su forma de pensar y su contexto familiar; varios hablaron de su propia construcción de género y orientación sexual, pero sin que su familia lo sepa aún. Identifican prácticas de desigualdad o prácticas machistas en su propia familia, refieren que les resulta complicado hablar de estos temas por ciertos prejuicios o desinformación y les generan problemas.
“Una de las reflexiones que hago en mi tesis de maestría es que el bachillerato requiere de una transversalidad en las ciencias sociales, donde se aborden temas de género, independientemente del contenido temático”.
Al respecto, reconoció que el Colegio está a la vanguardia al implementar una materia de género (piloto), “entiendo que no hay otro bachillerato que lo imparta y eso es un gran mérito. La institución está haciendo un esfuerzo importante, pero también nosotros como comunidad debemos acercarnos a estos temas, pensar que puede tener beneficios prácticamente para todos”.
