Logran un divertimento visual bien amalgamado

Por Piedad Teatro

Logran un divertimento visual bien amalgamado

Por Piedad Teatro
Logran un divertimento visual bien amalgamado

Con más de 300 juguetitos en escena, que animan o hacen referencia a que “no podemos estar mal si salimos a divertirnos”, El Síndrome Duchamp es una puesta en escena que invita a los cecehacheros no sólo a reflexionar en torno a problemas reales y vigentes como la migración, sino a disfrutar una gran obra de teatro, que puede verse como un regalo de amor al espectador.

Antonio Vega y María Kemp, actores de la pieza, fueron los invitados del ciclo ¡Viernes, teatro, acción!, que organiza Teatro Isla de Próspero, y vía remota hablaron de su experiencia en este montaje que esperan fascine al público.

“Uno de mis maestros decía que el teatro tenía más sentido si se consideraba un acto de amor, son muchos los esfuerzos que se necesitan para hacer este regalo de amor al espectador, entonces quisiera que el público lo recibiera como tal y lo aprecie el tiempo que dura la obra, destacó Vega, quien junto con Ana Graham dirige la puesta en escena.

La pieza abora la historia de un migrante mexicano en NY, lleno de sueñosque evidencia el deseo constante de que “nuestros padres estén orgullosos de nosotros, y cómo a pesar de ser adultos, te sigue preocupando”.

Juan sueña con ser una estrella del stand comedy, pero lo más cerca que está de ese sueño es ser el conserje que limpia y vela en un club de comedia, el personaje se comunica con su madre que está en México, a través de casetes que se envían y él le dice que es un artista muy famoso, le miente sin empacho, porque sabe que su madre difícilmente lo va a comprobar, pues está ciega y no tiene visa.

Está tan solo que se hace amigo de una cucaracha, de un pepenador chino, que no sabemos si es real o se lo imagina, todo está bien hasta que la mamá obtiene la visa para visitarlo y ser testigo del éxito de su hijo, y es ahí cuando Juan, acompañado por su cómplice, la sombra, urden un plan para engañarla, lo que desata toda la locura, explicó Vega.

Otro deseo que se cumplió fue combinar varias técnicas: stand comedy, teatro, títeres, objetos; que todo tuviera unidad, que fuera un proyecto homogéneo y un divertimento visual también, abundó.

Por su parte, María Kemp, la sombra, afirmó que este trabajo ha sido un reto, pues hay títeres y nunca había trabajado con ellos, “es muy bello entender que este personaje funciona como cómplice y en algún ensayo Ana Graham, directora de este proyecto, me dijo: tienes que pensar en la sombra como una extensión de Juan, no como un ente separado; es parte de sus pensamientos, lo acompaña en sus aventuras, en su soledad y locuras, pero aun así, creo que la sombra tiene su propia opinión de las cosas que le ocurren a Juan”.

Respecto a la constante utilización de figuras, Antonio expresó que Juan y otros personajes de la historia, que no aparecen pero se les menciona, títeres u objetos, son la disminución, “esta metáfora de disminuir y entonces ahí entra el juego de las matrioskas, de las escalas, de varias versiones. En esta obra la gente va a ver en escena a mi personaje de mi tamaño real, después va a ver un títere de treinta y tantos centímetros, luego otro de 10 cm y otro de 5 cm, hasta llegar a ser una sombra”.

Todo surge a raíz de la necesidad de expresar el síndrome de lo pequeño que te sientes cuando llegas a un lugar como Nueva York y vas de una provincia, como es mi caso, de Guadalajara, como muchas otras cosas hacen que te sientas pequeño, la monstruosidad de la gran ciudad o también una obra de arte, con este juego se empezó la idea de las disminuciones, cómo muchas cosas pueden hacer que te diluyas, cuando te empiezan a bulear o a reírse de ti.

La obra está compuesta básicamente por una serie de metáforas: una rata que sueña con ser ardilla y ahí entra nuestra identidad, de cómo nacimos, lo que soñamos ser; otra metáfora es la de un ser humano que abandonó a su familia, sus responsabilidades y al irse a Nueva York empieza a sentirse como cucaracha; sufre una metamorfosis, que es una referencia kafkiana.

Para Antonio, hay que ser minucioso cuando trabajas con objetos, usar la imaginación y el cuerpo, observando a las ardillas, a las ratas, si es una persona indigente, usar todas las herramientas y capacidad de observación.

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