El Día del Libro, que se celebró a nivel mundial el 23 de abril, busca alentar a los más jóvenes a descubrir el placer de la lectura y respetar la contribución de los creadores al progreso social y cultural del mundo. Los orígenes del festejo se remontan a principios del siglo XX en España. Con esa misión se ha dado a conocer en distintas presentaciones la colección La Academia para Jóvenes, una selección de títulos que integrantes de la Academia Mexicana de la Lengua escribieron para difundir la importancia de las ciencias y las humanidades de manera accesible para los estudiantes del nivel medio superior, en especial a los casi 60 mil alumnos del CCH, para apoyarlos en su formación integral. Se editaron siete títulos, tres dirigidos a las ciencias experimentales y su relación con la filosofía: Los retos de la astronomía de Julieta Fierro, Cómo acercarse a la ciencia de Ruy Pérez Tamayo, y Elementos de filosofía de Mauricio Beuchot. Cuatro acerca de las humanidades: El Estado Moderno y la Revolución mexicana (1910-1920) de Javier Garciadiego, Fantasmas bajo la luz eléctrica de Vicente Quirarte, Inteligencias, lenguaje y literatura de Felipe Garrido, y Leyendas mexicanas de Rubén Darío de Adolfo Castañón. Los textos van desde los misterios y grandes hallazgos científicos, hasta la historia del pensamiento humano y su evolución, con el objetivo de querer saber más sobre la vida, y la existencia en el mundo y el universo. Todas las obras están disponibles en internet a través de la página https://issuu.com/ laacademiaparajovenes.
La leyenda
Con motivo del festejo de las obras se realizan ferias de libros, donde el público puede hacerse eco de las últimas novedades y las librerías se llenan de clientes. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) escogió este día en particular porque es la fecha en que fallecieron grandes literatos como William Shakespeare, Miguel de Cervantes o Garcilaso de la Vega, entre otros. La leyenda dice que murieron el 23 de abril, aunque fuera una curiosa coincidencia, no fue así. Cervantes falleció el 22, pero las normas eran que debía consignarse su muerte el día del entierro: el 23. Shakespeare sí murió el 23, pero la fecha no es exacta porque los ingleses se regían todavía por el calendario Juliano, lo cual hace que su verdadera fecha de fallecimiento fuese el 3 de mayo. A pesar de ello, la proximidad de las fechas es suficiente para que tenga el sentido tal y como lo conocemos.
