Inteligencia metafísica y pureza de sus tramas es lo más relevante de Lem

La vida en el universo: Stanisław Lem

Inteligencia metafísica y pureza de sus tramas es lo más relevante de Lem

La vida en el universo: Stanisław Lem
Inteligencia metafísica y pureza de sus tramas es lo más relevante de Lem

Máscara, de Stanisław Lem (1921-2006), es un libro que renueva la visión del cosmos de manera profunda, divertida y con conciencia filosófica. La preocupación central de Lem está en la reflexión convertida en lenguaje literario al que exprime y modifica de forma sutil y clásica.

La incomunicación ronda los 13 relatos protagonizados por seres biológicos y mecánicos que van desde un organismo en cuyas entrañas caminan los protagonistas en “La rata en el laberinto”; hasta la caída del cielo de un huevo transparente descomunal con un núcleo que imita las cosas de la realidad en “Invasión”.

Vemos también a bichos indestructibles que se multiplican exponencialmente debido a un fallido experimento científico en “Moho y oscuridad”.

Lem genera espacios narrativos de dimensiones cósmico-teológicas que dan la sensación de flotar en un caldo primigenio donde el mundo interior de los seres que lo habitan está expuesto para el deleite del lector.

De los textos hay dos que llaman la atención por lo que dicen y por cómo lo narran: ”Máscara” y ”El diario”. En el primero algo se apodera del cuerpo de una hermosa mujer y seduce a un hombre, enseguida descubrimos que la “cosa” debe acabar con el caballero, porque así lo ordena el Rey.

Se trata de una enorme mantis religiosa mecánica que emerge del pecho abierto de la dama y fantasea que su amado la sigue queriendo, aunque haya cambiado de forma.

En escenarios de sistemas planetarios hipotéticos, Lem saca al lenguaje del lugar que le es propio y lo pone al servicio de seres extraterrestres. Para la mantis mecánica adaptarse al cuerpo de la muchacha implica ser otro lenguaje, que es también pensamientos y recuerdos.

En ”Máscara” se aborda el tema del doble expresado en los cuerpos que se vuelven extensiones del yo maquínico. En “El diario” podemos escuchar hablar a un Dios mecánico mientras crea universos. El narrador se piensa a sí mismo en su omnipotencia y abandona su búsqueda de perfección para explorar las cosas diminutas, que quizá comprendan al universo en su conjunto.

Sin embargo, la búsqueda es infructuosa: el Dios los ve como partes de una sola conciencia. El texto nos muestra a unos pequeños seres parecidos a una delicada nata, creada por la naturaleza para pensarse a sí misma; la nata ambiciona crea cosas con un sentido de sí mismas. Así, en “El diario”, la máquina es la idea, el cosmos, es Dios.

El autor de Solaris cultivó el ensayo científico y filosófico, además de la poesía, por lo que dotó a su narrativa de un sentido estético decantado hacia la especulación y la creación de imágenes inéditas y desgarradoras del cosmos. En Máscara, la naturaleza es interpelada en sus creaciones; la inteligencia superior resulta hecha artificialmente; no hay libre albedrío, y es el error uno de los pilares de la ciencia.

Si algo caracteriza la literatura de Lem es la pureza en el tratamiento de sus tramas y su inteligencia metafísica; en sus textos, incluso el ser más diminuto es parte de lo que me aventuro a llamar “cuerpo divino-narrativo”, sin duda, una concepción panteísta del universo.

En Máscara, Stanisław Lem hace una creación biotecnológica del lenguaje, así, el lector se puede pensar a sí mismo a partir de la visión de una realidad distinta y, sin embargo, propia.

Stanislaw, L. (2013). Máscara. Impedimenta.

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