Con un promedio de 9.95, Misael Romero Alpízar egresa del plantel Vallejo del CCH, contento con el resultado de sus esfuerzos; quería 10, pero la pandamia le puso algunos obstáculos, no obstante, con esfuerzo, ganas y disciplina, logró mantener un buen promedio y superar el reto de combinar lo académico con la diversión.
“Es increíble aprender de las personas o hacer otras cosas que no tengan que ver necesariamente con la escuela, eso es justamente lo que nos inculcan en el Colegio”, destaca el joven, quien se sintió a gusto con el modelo híbrido de educación con el cual culminó su bachillerato, pues aunque muchos se tardaron en ver sus beneficios, él sí cree que los aprovechó.
“Me gustó porque nos permitió socializar distinto, muchos maestros se prestaron para dar las clases presenciales y otros no, por miedo al contagio, lo cual es aceptable, pero para mí fue padre interactuar con compañeros que sólo había visito en la pantalla, al igual que a los docentes, me gustó conocerlos en persona; pude hacer otras cosas mientras no era totalmente presencial, pero me gustaba ir al Colegio… los chistes en presencial son mejores que en la pantalla”, dice.
Su siguiente paso, adelanta, es estudiar Actuaría en Ciudad Universitaria, aunque reconoce que al principio no tenía claro que quería estudiar, pero el último año metió varias materias que le interesaban para decidir qué carrera elegir. “Metí Química, Cálculo y Estadística, y me dí cuenta de que lo mío son las matemáticas, así que cuando hice el Pasé Reglamentado, me decidí por esa área y opté por Actuaría.
“Me ayudó mucho meter las materias que más me gustan para poder tomar mi decisión en cuanto a la carrera”, señala Misael, quien como plan para estas vacaciones quiere prepararse para esta nueva etapa.
Para él, dice, el tiempo es muy específico, significativo, “por eso decidí que en estas vacaciones voy a trabajar, no tanto por el dinero sino por la experiencia y espero que en algún momento pueda hacer las dos cosas; yo admiro a esa gente que trabaja y estudia al mismo tiempo, no sé de dónde sacan las energías y el tiempo para hacer las dos cosas”.
Y como no todo es academia, Misael se dio oportunidad de disfrutar del Cecehachero Music Fest: “Me encantó que la escuela abriera sus puertas para disfrutarla de otra manera, despedirnos de los compañeros… que reconocieran nuestro esfuerzo de terminar, se siente muy padre”, asegura el joven, para quien, si bien las calificaciones son importantes, ahora es más urgente cuidar la salud física y mental.
“El bachillerato también es cultura, eso es Vallejo, abarca todo, no sólo lo académico, así que estoy muy orgulloso de pertenecer a UNAM”, puntualiza.
