Leer la obra de Juan Carlos Onetti supone un tratado de literatura, que podría traducirse en cómo leemos una novela o un cuento.
Existen pistas que nos permiten, como lectores, entrar a las diversas novelas o relatos del escritor uruguayo, creador de Santa María, ese pueblo rioplatense que posteriormente recrearían, a su muy particular manera, Gabriel García Márquez con Macondo, Juan Rulfo con Comala, y las muy particulares ciudades que crearon Fuentes, Vargas Llosa, Donoso y muchos otros.
Pistas que, muchas veces, tienen que ver con el proceso creador, con la esencia misma de la travesía que representa escribir un libro. El mejor ejemplo de esto es su obra La vida breve, novela donde el personaje principal es contratado por un millonario para escribir un guion.
Pero ese guion no es más que la novela, las estrategias, las fisuras, los laberintos que enfrenta el autor al escribir y reescribir una obra literaria.
A decir del crítico literario argentino Rodrigo Fresán, La vida breve es una de las más importantes novelas latinoamericanas. “Es posible que subliminalmente Onetti no resulte atractivo a mentes simples porque toda su literatura gira alrededor de la épica de la derrota”, considera.
Yo llegué a su obra por los cuentos, especialmente “El infierno tan temido”, “Avenida de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo”, “Bienvenido, Bob” y “Un sueño realizado”.
Procrastinador profesional, Onetti nunca corrió ni urgió por nada. Era, en ese sentido, un lector, y siempre he leído su narrativa como el intento del gran lector que escribe la obra que quiere leer y releer.
Cuando se lee a este uruguayo, nacido en 1909 y fallecido en 1994, se tiene la impresión de la inmovilidad, del hartazgo por la parsimonia, el polvo de Santa María que crece y se expande por la rutinaria vida de sus personajes. Hay que ser un lector atento, curioso, paciente para encontrar las cualidades y las potencialidades de la narrativa pulcra de Onetti.
Nadie podría dudar que Juan Carlos Onetti fue el maestro de lo que hoy se conoce como boom latinoamericano, fue una influencia muy favorable para aquella generación de jóvenes que ya escribía sobre América Latina, sobre las dictaduras, sobre la violencia y lo real mágico que permeó por todos estos autores hoy en día muy reconocidos.
Entre sus reconocimientos se cuentan el Premio Nacional de Literatura de Uruguay, Premio al Mejor Libro Extranjero del Instituto Italiano Americano de Cultura por El astillero; Premio de la Crítica, Premio Miguel de Cervantes, Premio Nacional de Literatura de Uruguay, Premio de la Unión Latina de Literatura y el Gran Premio Rodó a la labor intelectual por parte de la Intendencia Municipal de Montevideo.
Y de su obra, destacan El pozo, Tierra de nadie, Para esta noche, La vida breve, Los adioses, Para una tumba sin nombre, La cara de la desgracia, El astillero, Juntacadáveres, La muerte y la niña, Dejemos hablar al viento, Cuando entonces y Cuando ya no importe, así como sus Cuentos completos.
No cabe duda de que para los alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades sería de enorme valor leer a fondo la obra de Juan Carlos Onetti, un clásico de la literatura en español, a 30 años de su muerte.
