La colaboración es la forma más viable y eficaz de investigar, pues, en una sociedad global y de rápido movimiento, los problemas se distinguen por tener distintas facetas técnicas, legales, sociales, económicas y culturales, lo cual implica que, para su resolución, deben converger distintos campos de estudio.
Así lo consideró Juan Voutssas Márquez, doctor en Bibliotecología, durante su conferencia virtual “Investigación colaborativa”, en la que advirtió que, de no abordar dichos conflictos de manera integral, se corre el riesgo de obtener soluciones sesgadas, incompletas o equivocadas.
De hecho, aseveró, ningún campo científico es autosuficiente, por lo que se requiere la alta especialización, en contrapunto con los investigadores del pasado, que trabajaban en sus laboratorios o cubículos de manera aislada.
En la actualidad, sostuvo, se requiere colaborar, pues ya no bastan los esfuerzos individuales, y si la precisión y la objetividad son el primer y principal objetivo de toda investigación, pueden incrementarse con la ayuda del trabajo en equipo.
Una de las ventajas de esta estrategia, explicó, es que se crea acceso a la experiencia acumulada de otros científicos que comparten sus saberes y técnicas, además de que las labores se facilitan al dividirse y compartir tareas y responsabilidades. También se realizan actividades especializadas que una sola persona no podría llevar a cabo y se transmiten conocimientos tácitos, es decir, los que existen pero no suelen difundirse o publicarse.
Así, al colaborar se enriquecen las ideas, pues se presenta un intercambio informativo cruzado y se incrementan los contactos con otros especialistas, aumenta la visibilidad del trabajo a través de acciones de difusión de cada colaborador, se tiene acceso a mejores equipos y recursos y se comparten los costos financieros entre todos.
Sobre las modalidades de colaboración, dijo, existe la pluridisciplina o transversal, multidisciplina, interdisciplina y transdisciplina.
