Mandatos culturales de la masculinidad son la raíz de la violencia de género

Educación, la mejor herramienta

Mandatos culturales de la masculinidad son la raíz de la violencia de género

Educación, la mejor herramienta
Mandatos culturales de la masculinidad son la raíz de la violencia de género

Darío Camacho y Sergio Reyes, miembros de la Unidad de Programa Integral de Trabajo con Hombres, sostuvieron un diálogo con los docentes del Colegio sobre la justicia restaurativa, la violencia estructural y la cultura de la paz. En la charla se señaló la importancia de la educación y pedagogías que promuevan la igualdad de género y fomenten el pensamiento crítico, además de la capacidad de resolver conflictos de manera no violenta.

Durante la quinta sesión del 6º Seminario Central sobre las Prácticas de Género en el CCH, “Construyendo Masculinidades Saludables e Igualitarias”, los especialistas abordaron los temas del buen trato, justicia restaurativa, cultura de la paz y no violencia, bienestar físico y emocional, además de masculinidades e igualdad de género.

En una sesión interactiva, los asistentes participaron en tres encuestas con el uso de la aplicación Quizizz, donde respondieron preguntas como: “¿qué opinas respecto a que quienes cometen feminicidios o violación se les aplique la pena de muerte?, ¿qué piensas de que estas personas se reintegren a la sociedad?”.

Además: “¿estás de acuerdo con la frase: ‘para que exista paz, debe existir desobediencia’?, ¿cómo te sientes al hablar de temas de género, cultura de paz y masculinidades en tu comunidad?, ¿qué situaciones o temas generan tensión en tu comunidad?”, entre otras.

En un primer punto, los ponentes identificaron como principios fundamentales de la educación para la paz  el centrarse en enseñar valores de respeto y comprensión mutua desde una edad temprana.

Además, afirmaron que la educación debe fomentar la capacidad de resolver conflictos de manera no violenta y se debe trabajar para tener justicia social, pues “la paz no es sólo la ausencia de violencia directa, sino también la eliminación de la violencia estructural y cultural”.

En ese sentido, los especialistas remarcaron que la justicia social implica la creación de sistemas que aseguren la equidad y la igualdad para todos los miembros de la sociedad.

Otros aspecto fueron los derechos humanos, pues el respeto y la promoción de éstos son esenciales para una cultura de la paz: “todas las personas deber ser tratadas con dignidad y tener acceso a las mismas oportunidades”.

Como complemento, Darío Camacho y Sergio Reyes presentaron los objetivos de las pedagogías violetas, en las cuales se resalta la necesidad de erradicar estructuras patriarcales, coloniales y racistas de la educación, así como incorporar perspectivas feministas en el currículo y prácticas pedagógicas.

También, consideraron importante el resaltar las contribuciones de mujeres y otros grupos marginados en la historia, la ciencia y las artes; promover la igualdad de género, la diversidad en todos los niveles educativos y una educación comprometida con la justicia social y la dignidad. Por último, cultivar prácticas pedagógicas que permitan la creación de un mundo más justo y equitativo.

 

Estructuras de la violencia

En cuanto al tema “Del maltrato al buen trato”, los exponentes retomaron las ideas de la pedagoga Fina Sanz Ramón, quien afirma que el maltrato abarca la violencia física visible y las formas sutiles de abuso emocional y psicológico, las cuales se manifiestan en diversas esferas como relaciones de pareja, familiares, sociales y estructurales.

“Las causas y consecuencias se ubican en lo enraizado de las estructuras patriarcales y valores de dominación-sumisión y puede llevar a consecuencias físicas, psicológicas y sociales profundas para las víctimas”, expusieron.

Comentaron que Sanz Ramón define el buen trato como un conjunto de prácticas y actitudes basadas en el respeto, la empatía y la consideración hacia los demás, la cual también promueve relaciones saludables y equitativas.

Asimismo, relaciona este concepto con la educación para la salud, la cual debe proporcionar recursos personales, relacionales y sociales para prevenir el maltrato.

En cuanto a las bases teóricas de estos conceptos, remarcaron que éstas descansan en los movimientos y ámbitos feministas, donde se hace un análisis de las estructuras patriarcales y promoción de la igualdad de género, por lo que es interesante la propuesta de autocuidado y cómo los hombres se implican en este tema.

Por último, los especialistas retomaron el concepto de la socióloga R. W. Connell sobre las masculinidades igualitarias, el cual promueve un cambio de percepción del género y el poder que facilita un ambiente más propicio para prácticas proactivas positivas.

Recomendaron conceptos expuestos en Resolución de conflicto, justicia restaurativa y atención a la violencia de género en ámbitos Universitarios, libro de la investigadora Mara I. Hernández.

“Una paz justa, firme y duradera sólo se construye cuando los esfuerzos se orientan a atender tanto a las causas más visibles de tensión, como los factores de carácter estructural y cultural que subyacen la conflictividad y que regularmente tienen que ver con distintas formas de injusticia”, concluyeron.

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