Dos símbolos literarios nacionales, uno de México y otro de Uruguay, inauguran la nueva colección Textos en Rotación, dirigida a los jóvenes del Colegio de Ciencias y Humanidades.
Se trata de Sor Juana Inés de la Cruz y Felisberto Hernández, quienes, a través de una de sus gigantescas obras exponen la visión que en su momento imperaba en su entorno social. La primera, en el siglo XVII, y el segundo, en el XX.
Esta nueva colección, que se integra a la serie de actividades para celebrar los 50 años de fundación del CCH, busca “facilitar los encuentros, en algún punto de la espiral, entre autores y lectores de diversas épocas y géneros discursivos, cuyo epicentro sea el corazón vibrante de la obra escrita”, explica el director general del CCH, Benjamín Barajas Sánchez, en la presentación de la serie literaria.
Se trata, continúa, de que en la lectura y la escritura recaiga “la posibilidad de reforzar el pensamiento, pulir las emociones y adquirir nuevos saberes en cualquier esfera de la acción humana”.
Ambas, afirma, “son habilidades transversales de las ciencias naturales, sociales y humanísticas; no son faenas adicionales al periplo del hombre y la mujer a lo largo de su vida, sino contenidos vivibles que proveen de sentido a su propia existencia”.
La Décima Musa
La colección Textos en Rotación publica el famoso auto sacramental El Divino Narciso, de Sor Juan Inés de la Cruz, escrito en 1689 por encargo de la virreina María Luisa Manrique de Lara. Esta obra, acompañada de una loa, incluye personajes mitológicos, alegóricos y, en menor medida, bíblicos. De acuerdo con especialistas, es una de las obras pioneras en representar la conversión colectiva al cristianismo, “pues el teatro europeo del Siglo de Oro estaba acostumbrado a representar la conversión individual”.
El Divino Narciso, personificación de Jesucristo, vive enamorado de Su Imagen. A partir de este planteamiento, Sor Juana relata su historia combinando, de manera brillante, recursos líricos y dramáticos.
La monja jerónima, también llamada la Décima Musa, escribió poesía, auto sacramental, teatro y prosa, y se le considera “junto con Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora como una de las más grandes exponentes de la literatura novohispana”, se destaca en la publicación.
Para esta edición de Textos en Rotación, se aclara, se siguieron las normas fijadas por el filólogo Alfonso Méndez Plancarte en Obras completas de sor Juana Inés de la Cruz.
Se habla español
Por otro lado, se encuentra Libro sin tapas, del uruguayo Felisberto Hernández, publicado en 1929 en una pequeña imprenta de Rocha. Junto a “Juan Carlos Onetti y Francisco Espínola siguen siendo los tres vértices de una generación excepcional de narradores uruguayos. Felisberto, siendo de los tres el más recurrente en cuanto a temas, el de proyección que puede parecer menos ambiciosa, el de espectro idiomático más reducido y el más despreocupado de las reglas, estructuras y brillos en que muchas veces se cimenta la realidad literaria”, describe la poeta Ida Vitale.
Y sobre sus cuentos, el propio autor refirió: “Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda”.
Otros títulos que acompañan a esta colección son Azul y Libro de cuentos, de Rubén Darío; El dueño de las estrellas, de Juan Ruiz de Alarcón; Libro de los gorriones, de Gustavo Adolfo Bécquer, y Lunario sentimental, de Leopoldo Antonio Lugones.
Asimismo, Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del imperio que tenían sobre los tímidos, de Carlos de Sigüenza y Góngora; Memorias de mamá Blanca, de Teresa de la Parra; Niebla, de Miguel de Unamuno; Trilce, de César Vallejo, y Zozobra, de Ramón López Velarde.
