Durante una semana, el plantel Naucalpan se llenó de muñecos nenucos cubiertos con un rebozo. Entre risas, preocupaciones y rostros sonrojados, la comunidad estudiantil aprendió la importancia de la adecuada estimulación a edad temprana y exploró las diversas etapas por las que atraviesa el ser humano para conformarse como persona.
En entrevista, la profesora de Psicología I y II, Claudia Morales Ramírez, comentó que “el propósito de la unidad del programa es el desarrollo psicológico y la conformación del sujeto”. En ese sentido, junto con sus siete grupos, los jóvenes exploraron cómo se construye psicológicamente al individuo.
La actividad comenzó con el tema del deseo paterno, seguido del desarrollo prenatal para continuar con las etapas que configuraran al sujeto, donde el ambiente y el entorno familiar tienen un papel relevante.
Claudia Morales dijo que durante 15 años ha realizado esta actividad. Con una gran experiencia en Neuropsicología y Neurodesarrollo infantil, reveló que esta idea busca acercar a las y los estudiantes sobre lo que implica responsabilizarse del cuidado de alguien, no obstante, con el paso del tiempo, modificó la práctica y la intención de la actividad.
Junto con sus alumnos robusteció el planteamiento y las bases teórico-prácticas de dicha dinámica, conformada por tres ejes principales. El primero de ellos es la teoría del parentaje, relacionada con la configuración del deseo por tener un hijo.
Comentó que esto se desarrolla desde la infancia y adolescencia, etapas en las que existe un cierto deseo de ser padres y aparecen los indicios de cómo sería dicha relación.
El segundo eje es el porteo (relacionada con el apego), que consiste en cargar a los niños cerca del cuerpo materno.
“La mayor cercanía de los niños con el cuerpo materno y su calor fortalecerá el vínculo, así como su seguridad”, destacó.
Por último, la docente explicó que la contención es la práctica de “apretar”, “abrazar” y “contener”, cuyos orígenes provienen de las observaciones de Jirina Prekop, psicóloga checa, sobre las madres indígenas, entre las que estaban las madres mexicanas.
Prekop observó que las mujeres llevaban a sus hijos contenidos en su rebozo y pudo notar que la contención permitía subsanar varios problemas psicológicos.
“El abrazo es importante para reconciliar y reconstruir vínculos, por eso el uso del rebozo es tan especial. De allí surge la terapia de contención (…) puede tener alcances positivos para el desarrollo socioemocional en la infancia”, dijo.
Por último, Claudia Morales comentó algunas creencias y prejuicios en torno a esta actividad, sin embargo, los estudiantes repartieron trípticos para explicarla y que la comunidad comprendiera la importancia de estas teorías.