Autocuidado

Estrategia política y subversiva

Se trata de una herramienta poderosa contra la violencia: Sandra Villalobos

Estrategia política y subversiva
Se trata de una herramienta poderosa contra la violencia: Sandra Villalobos

Es importante repensar el autocuidado como una cuestión colectiva, como una responsabilidad donde participa también la comunidad, el Estado y el mercado. El cuidado es un derecho, pero para ejercerlo también se necesitan de recursos, señaló Sandra Villalobos Nájera, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM).

Durante su participación en la última sesión del curso-taller “¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidados?”, que organizó la Secretaría de Programas Institucionales del CCH, la especialista indicó que “desafortunadamente hay narrativas de autocuidado que refuerzan los estereotipos de género que dicen que las mujeres tienen que cuidar y los varones deben proveer”.

Asimismo, “algunas refieren a una práctica individualizada que depende de los recursos de cada persona, por lo que se vuelve una cuestión de posibilidades económicas y de género; las mujeres, además de cuidar a los otros, son responsables de cuidarse a sí mismas, pero también son juzgadas cuando no lo hacen”,dijo.

 

Un derecho humano

De acuerdo con la Red de Defensoras de Derechos Humanos, “el reto del autocuidado es no desgastarnos en la búsqueda de un mundo menos injusto para los demás. Aunque la realidad nos rebasa, es importante crear alternativas y procesos que nos permitan en lo individual, en la organización y con las personas que trabajamos, espacios cotidianos de cuidado gestionados por todas y todos, incluidas nuestras instituciones”.

En este sentido, la Red sostiene que se debe garantizar el rescate del autocuidado, “no sólo como un derecho humano básico para el descanso, recreación, el baile, la risa, sino como una estrategia profundamente política y subversiva. Cuidarse va contra lo que se ha dicho, contra ese desposeernos para cuidar a todos los demás, tiene que ver con el recuperarnos a nosotras mismas, estar bien porque eso es importante”.

La ponente compartió datos de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados 2022, la cual señaló que de las mujeres que proveen cuidados 39.1 por ciento sintió cansancio; 31.7 por ciento disminuyó su tiempo de sueño; 22.7 por ciento sintió irritabilidad; un 16.3 por ciento sintió depresión, y 12.7 por ciento vio afectada su salud física.

Se trata de “estrategias desiguales, superpuestas y/o sobrecargadas, con renuncias en tiempo y espacio de un sujeto que asume el cruce entre la vida laboral y familiar como espacio de relación-tensión”, dijo.

“La conciliación es una ficción, pues se trata de un sujeto mayoritariamente femenino tratando de cumplir con la demanda de varias jornadas laborales al mismo tiempo, como si fuera una cuestión individual. La única manera de llevar a cabo esta conciliación es considerar que el cuidado es una responsabilidad también de la comunidad, del Estado, y del mercado, y deben ser repartidas las tareas”.

 

Contra la violencia

Al referirse a los ambientes educativos, Villalobos Nájera señaló que también “es una herramienta poderosísima frente a la violencia”, por lo que es importante crear “espacios de cuidados afectivos, éticos, con las y los estudiantes, con nuestras compañeras y compañeros, espacios educativos que formen en la idea del cuidado como una responsabilidad colectiva, como un deber humano con las otras y los otros y por supuesto con nosotras y nosotros mismos”.

El cuidado es una ruta en contra de la violencia, una estrategia, tenemos una situación estructural de violencia muy fuerte, al cual no hay autocuidado de manera individual que sea lo suficientemente fuerte, sino que se requiere de estrategias colectivas de enfrentamiento y acompañamiento, afirmó.

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