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Conversatorio del TLRIID

Adaptación de las clases presenciales a las virtuales

Conversatorio del TLRIID
Adaptación de las clases presenciales a las virtuales

En el desarrollo de las clases durante la pandemia, los maestros han superado obstáculos y se han adaptado a cada circunstancia, sobre todo en el aspecto técnico. Compartir esas experiencias fue el propósito de la Jornada Académica Experiencias en las clases en línea y el uso de las nuevas tecnologías, donde profesores del área del Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental (TLRIID) aportaron sus apreciaciones acerca de este paso de lo presencial a lo virtual y sus implicaciones.

José Miguel Góngora, del plantel Azcapotzalco, afirmó que el ciclo 19-20 fue muy irregular por los paros y que él, antes de las clases a distancia, utilizaba un repositorio de materiales de lectura, pero de cualquier manera le fue complicado adaptarse a las clases en línea, aunque le pareció muy oportuno que el CCH, a través de la plataforma digital Teams, lo pusiera en contacto con sus alumnos.

Remarcó que afortunadamente tiene un grupo de estudiantes que son muy participativos y creativos. Mencionó algunos de los inconvenientes que han enfrentado tanto maestros como alumnos: problemas con el equipo, de señal (“el hecho de que continuamente salgan y entren interfiere con el buen desarrollo de las sesiones”) y de comunicación, porque trata de involucrarlos a todos, pero muchas veces no están.

Por su parte, Tanya Graciela Guerrero, de Vallejo, con 13 años como docente, manifestó que la pandemia ha exigido una constante adaptación: “No he dejado de aprender, pero ha sido muy desgastante”. Resaltó la asimilación del alumno ante esta modalidad, el cambio que sufrieron de una situación que antes veían como esparcimiento. “Creo que los docentes que más sufrieron este cambio drástico fueron los del CCH, porque nuestro Modelo Educativo tiene características particulares que implican observar al estudiante, analizar su lenguaje corporal, desarrollar el pensamiento crítico, llevarlo a que él mismo cobre conciencia de lo que ocurre. Es súper difícil hacer todo esto cuando tienes enfrente un montón de cuadritos negros con nombre y sólo eres tú el que muestra su hogar”.

Gustavo Ibarra, de Oriente, con 33 años en el CCH, afirmó que este ejercicio de reflexión es relevante y necesario. Al igual que otros profesores que han enfrentado el paro en sus planteles, él se anticipa y les da información precisa a sus alumnos para comunicarse en caso de una emergencia y hasta fechas para la entrega de trabajos.

“La situación inédita nos llevó a hacer casi lo mismo que con las vacunas, que se han experimentado, se han probado y se han aprobado de una manera casi vertiginosa. Así hemos estado nosotros. Ya después veremos en concreto cuáles son esos resultados y cómo funcionan esas ‘vacunas’. Los docentes hemos avanzado por caminos distintos, pero tratando de tener el mismo resultado: aprendizajes significativos para nuestros alumnos. Creo que las miradas con las que vamos a trabajar serán distintas. Ya queremos estar con nuestros estudiantes, lo necesitamos, pero pienso que esto no quiere decir que regresemos a las mismas prácticas de antes de marzo de 2020. Tenemos que ver de qué manera toda esta experiencia la llevamos al salón”.

Dolores Mathus, del plantel Sur, con 16 años como docente, dijo que “al ver que el contagio no cedía, fue la hora de salir de la zona de confort, de evolucionar o morir; desapareció de manera abrupta la mirada directa a los chicos, estar con ellos me ha ayudado bastante ante el hecho de que este Covid llegó para quedarse, ante la esperanza de la vacuna y del soñado amarillo soy escéptica. Este virus se quedará unos años más”.

Entre las conclusiones se destacó el sistema híbrido, se llamó a hacer una revisión de los aprendizajes, a no perder la visión de ser autocríticos para revisar la carga de contenidos, activar los sentidos para ver dónde están las fallas y enfrentarse a estas nuevas herramientas y aprender a caminar juntos.  

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