Teatro Isla de Próspero

La epidemia creadora

La epidemia creadora

A estas alturas, tenemos cierto alcance de lo que ha implicado la pandemia que se confirmó en nuestro país, según nos dicen, en febrero de 2020, y que poco después nos orilló a un confinamiento intermitente. Esta circunstancia no ha terminado de mostrar sus consecuencias, entre las que se encuentran las pérdidas humanas, las económicas, los factores emocionales y, en fin, un reajuste de prácticamente todas las tareas sociales que teníamos previas a este suceso.

El Teatro —un acontecimiento que se precia y se distingue por hacer representaciones en vivo ante un público presente— se ha visto igual de afectado que las otras actividades presenciales. Edificios teatrales cerrados, actores sin empleo, incertidumbre ante la reactivación cultural son elementos que se respiran en este momento al mencionar el porvenir teatral.

Sin embargo, no podríamos decir —ni por asomo— que es la primera vez que estas preocupaciones resuenan entre los telones. Según recuerdan algunos artículos que se han publicado en estos meses, fue en febrero de 1564 la primera vez que, en Inglaterra, se prohibieron las representaciones teatrales debido a los estragos de la peste bubónica.

Este suceso marcaría la actividad teatral en ese país a finales del siglo XVI e inicios del XVII en una constante apertura y cierre de teatros. No obstante, fuera del ámbito sanitario, podríamos reconocer que la actividad teatral, en términos económicos, nunca ha sido la más estable; de ahí que en innumerables ocasiones se ha hablado de que el teatro está en crisis; una crisis que, tal parece, ha durado siglos, y que pese a las circunstancias no ha detenido a sus creadores.

En este contexto, se ha repetido estos días que el mismo Shakespeare, durante la cuarentena de 1606, escribió algunas de sus obras de mayor importancia: El rey Lear, Antonio y Cleopatra, Macbeth. Mucho antes, en idénticas circunstancias, pero en Italia, en el siglo XIV, Boccaccio ya había demostrado de lo que es capaz el germen del escritor bajo estas condiciones: El Decamerón, una serie de relatos escritos y contextualizados en una cuarentena.

Es bien cierto que, al menos para algunos caracteres, la soledad y el encierro son factores, más que insufribles, deseables para la concentración, la reflexión profunda y la materialización artística. De ahí que podamos mencionar a escritoras como Sor Juana Inés de la Cruz o Emily Dickinson, poetas excelentes que buscaron por su propia voluntad las ventajas del encierro creador.

Es de resaltar, entonces, que la circunstancia determina los medios. Y tal parece que parte del gremio teatral lo ha entendido de ese modo; pues si bien el teatro se ha visto paralizado momentáneamente, no se puede decir lo mismo de la ficción ni de la necesidad de generar y procurar experiencias artísticas. Por ello, se ha visto que muchos creadores escénicos han trasladado sus obras al formato streaming, un intento loable de expresar y mantener la ficción en vivo.

Se observa, pues, que la necesidad de los artistas —la de materializar experiencias humanas— no se puede detener, aun cuando la situación vaya en su contra; históricamente ha sucedido así, repetidas veces, y muchos ejemplos se han visto ahora.

Por ello, queremos extender la invitación a los noveles creadores de nuestra comunidad, a aquellos que han encontrado en el confinamiento motivos y fuerza para escribir teatro, a que compartan con nosotros sus obras dramáticas o, en todo caso, sus reflexiones acerca de la escena, la ficción o el arte. Nosotros, Olivia Barrera y Juan Alberto Alejos, ambos docentes del Colegio, hemos fundado la compañía Teatro Isla de Próspero. A pesar de que en este momento la pandemia no nos permite empezar a trabajar arriba del escenario, pensamos que sí podemos establecer contacto con nuestra comunidad y escuchar qué es lo que esperan de la compañía del Colegio, más allá de la misión que nosotros hemos establecido de difundir el teatro a través de la experiencia gozosa de sus hacedores y, principalmente, de su público.

Así pues, los invitamos a que compartan con nosotros su visión sobre la compañía, en nuestras redes sociales, Instagram: @isladeprospero, Facebook: @teatro.isladeprospero o escribiendo directamente a teatro.isladeprospero@gmail.com 

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