En el marco del Ciclo de Teatralidades, Rommy Guzmán, jefa del Departamento de Difusión Cultural del CCH y coordinadora de este evento virtual, sostuvo una charla con Teresa Pacheco, profesora jubilada quien impartió talleres de teatro en el plantel Oriente. En este diálogo, las académicas realizaron un recorrido sobre la historia del teatro hecho por los estudiantes en el Colegio.
En la presentación, Teresa Pacheco compartió ser egresada de la carrera de Literatura Dramática y Teatro en la UNAM, y durante diez años trabajó como profesora; en este lapso, tomó varios cursos de formación de profesores con relación a lo teatral y después se integró al trabajo de Difusión Cultural como jefa de Departamento en el plantel Oriente.
En sus inicios, recordó su trabajo como profesora de teatro cuando existían cuatro turnos en el CCH y la población estudiantil tenía una edad muy variada: “había alumnos de 14 a 20 años; fue muy interesante este proceso de inicio. Antes, la profesora Silvia Corona acostumbraba realizar creación colectiva, yo llegué con una propuesta de realizar montajes a través de un texto teatral. Al principio fue complicado, pero esta nueva forma de trabajar les gustó a los chicos”.
Comentó que esta dinámica le permitió abrir un camino sobre los intereses de los estudiantes: “Montamos Cortés y la Malinche, en el quinto centenario del descubrimiento de América, retomamos esa polémica que estaba presente a nivel social, respecto a si se debía festejar o no. También retomamos obras de Alfredo Hidalgo”, continuó.
No obstante, afirmó que el trabajo realizado con los chicos estuvo vinculado a sus intereses, lo que sucedía en el ambiente político social “y traté de acercarme a los autores de ese momento con propuestas de literatura dramática valiosas; casi al dejar el taller como profesora comencé a explorar la dramaturgia, invité a los chicos a escribir, con la intención de que conocieran el proceso de construcción desde un inicio, hubo jóvenes que se dedicaron a escribir y nos hicieron propuestas como la obra de teatro No es amor, que hablaba sobre la violencia en las parejas”.
Destacó que los grupos de teatro estudiantil variaban de acuerdo con el plantel, es decir, eran diferentes los de Oriente que los de Sur, sin embargo, existía una sana competencia y retroalimentación, por lo que el teatro era un elemento vivo del CCH y fomentaba la actitud crítica: “emanaba mucha responsabilidad y elementos como la memoria y la capacidad de interpretar, que también los formó en su etapa de adolescentes”.
En ese sentido, recordó al entonces alumno Salvador Rodríguez Gaona: “estudió en la Universidad de Xalapa, tiene una maestría y está a punto de terminar el doctorado. En el quehacer teatral realiza labores con niños. Lo importante no es si se dedicaron al teatro o no, sino qué elementos obtuvieron en el taller (…) Actualmente tengo contacto con algunos de ellos y hay contadores, médicos, abogados”, resaltó.
La maestra Pacheco remarcó que la formación que adquirieron los estudiantes fue favorecida por el perfil de estudio del Colegio: “el aprender a aprender y aprender a hacer. Los docentes estamos conscientes de esta formación integral, pues no sólo eran los conocimientos que adquirían en las materias, sino cuando realizaban otro tipo de actividades artísticas, lo que les sirvió para su desempeño más adelante como profesionales”.
Por último, comentó cómo ha influido el Modelo Educativo en las diferentes generaciones: “pertenecemos a una institución que forma alumnos críticos y autónomos y el teatro tiene muchos de elementos y también otras actividades artísticas que les permiten ser capaces de tomar decisiones que los lleven a ser asertivos en su vida profesional”, concluyó.