Desde el primer día que impartió clases, la interacción con los jóvenes y su interés hizo que descubriera su vocación docente a partir de ese momento y por más de dos décadas la docencia ha sido su vida profesional y personal, toda una labor que hoy el Colegio le reconoce a la maestra Mariana Mercenario Ortega, del plantel Naucalpan, al otorgarle la Cátedra Especial Maestra Rosario Castellanos para el Área de Talleres de Lenguaje y Comunicación.
“Es un honor y una gran satisfacción haber sido reconocida, sobre todo por la figura que representa Rosario Castellanos, como maestra, diplomática, una gran figura de la Universidad, y, por otro lado, un orgullo haber sido reconocida entre los demás proyectos de los colegas de otros planteles, de trayectorias sobresalientes”, destacó la académica.
Dicha distinción, afirmó, será la oportunidad de llevar la poesía a los alumnos, “la elegí de toda la gama de géneros literarios que abarcó la escritora, y que es el menos atendido por mis colegas y de menos interés por el alumnado. Mi intención es fortalecer esta área, haciendo mayor énfasis en él y en la figura de Rosario Castellanos, de tal manera que se pueda conciliar la visión femenina”.
Particularmente, señaló, esta labor comprenderá un curso especial para los profesores, en donde se conozca la perspectiva feminista de la escritora, “que es bastante auténtica”; la idea, dijo, es que impacte mucho más allá de sus colegas y sus grupos.
Y este ejercicio académico adquiere mayor relevancia en el momento histórico que se vive, destacó. “Hoy más que nunca se está enfocando hacia lo que las mujeres sienten, cómo viven ser mujeres y darles voz, y en ese sentido me parece muy honorable que me hayan reconocido y creo que puede ser una buena oportunidad para que tanto las profesoras como las alumnas, desde la perspectiva de lo académico y de lo personal, hablemos un poco de lo que significa ser mujer”.
Al referirse a los aprendizajes adquiridos en el Colegio, la docente recordó que aun cuando no tenía la intención de quedarse en el bachillerato, fue en este espacio donde descubrió lo que quería hacer para toda su vida. “Cuando entré al salón e interactúe con los muchachos me di cuenta de que era mi vocación; los comprendí y ellos a mí y entonces dije: ‘de aquí soy’. Lo primero que le debo al CCH y a sus alumnos es la revelación de una vocación auténtica que ha impactado toda mi vida”.
