María Isabel Beltrán, presea Bernardo Quintana

María Isabel Beltrán, presea Bernardo Quintana

Somos el relevo generacional que el país necesita, dice la alumna

María Isabel Beltrán, presea Bernardo Quintana
Somos el relevo generacional que el país necesita, dice la alumna

Recibir la presea Bernardo Quintana Arrioja, que reconoce el esfuerzo, constancia, altruismo y solidaridad de alumnas y alumnos del bachillerato, en este caso en la categoría de Liderazgo, es una recompensa “a mi trabajo, porque desde que entré al Colegio me propuse la meta de ganarla y me esforcé para conseguirlo”, asegura la alumna del plantel Sur, María Isabel Beltrán.

Sin embargo, reconoce, también es una gran responsabilidad, una motivación para impulsar a las y los jóvenes, “pues somos los que debemos de generar el cambio que tanto queremos. Somos el relevo generacional que nuestro país necesita”, considera la cecehachera, quien asume este reconocimiento como un compromiso con México.

“El CCH y la Universidad me han dado tanto que estoy orgullosa de ser universitaria. Estoy eternamente agradecida por la gran persona que me han impulsado a ser, por permitirme crecer y enseñarme a confiar en mí, a disfrutar la vida y a ser feliz.

“Se es cecehachera toda la vida y siempre estaré orgullosa de haber crecido de la mano del Colegio y con el apoyo de la Universidad. Ser universitaria significa orgullo, amor y pasión por nuestra institución, porque sí, por mi raza hablará el espíritu, y nunca podré agradecer lo mucho que me ha dado mi bella UNAM; lo que sí puedo hacer es siempre poner en alto su nombre”, asegura.

Para Beltrán, el Colegio ha cambiado su vida, pues “cuando entré al CCH comencé a estar en muchos proyectos, a sobresalir, a ganar concursos y, lamentablemente, durante la marcha me perdí: el CCH me vio derrumbarme, pero también me vio crecer, me hizo la Isabel de hoy, más fuerte”.

Pero no ha sido nada fácil, dice, al recordar que fue a los 15 años que comenzó a interesarse en el ámbito político juvenil que le apasiona y le ha dejado grandes aprendizajes. “Muchas veces las y los jóvenes nos vemos intimidados por las personas que tienen más experiencia y no reconocemos nuestro esfuerzo”, dice.

En su caso, abunda, su filosofía de vida ha sido que la única persona que debe sentirse orgullosa de su trabajo es ella misma y que cada cosa que haga, la realice con el corazón y con las ganas y voluntad de un futuro mejor.

“La pandemia ha sido un acontecimiento inesperado lleno de aprendizajes y retos. Durante esta etapa me enorgullece decir que las y los jóvenes no paramos, ayudamos desde nuestros espacios, a través del altruismo, el voluntariado o la política.

“Somos la transformación de México y estamos generando el cambio al frente de todos los movimientos sociales que están mejorando nuestro país”, considera la joven. 

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