La autora señala que El Diario de Ana Frank influyó en su carrera

Cristina Rivera Garza

La autora señala que El Diario de Ana Frank influyó en su carrera

Cristina Rivera Garza
La autora señala que El Diario de Ana Frank influyó en su carrera

La escritora Cristina Rivera Garza afirma que hay muchas entradas para la lectura, y que el trabajo de los escritores es leer, porque sin lectura no va a haber escritores.

En entrevista virtual en el marco del Segundo Festival Cultural del CCH, la maestra recuerda que michos de sus alumnos de universidad se convirtieron en lectores leyendo a Harry Potter, empezaron a leer cuentos infantiles. 

La doctora en historia latinoamericana, narradora, poeta y crítica relata el momento en que se dio cuenta de que su camino era la escritura.

“Desde muy niña me gustó mucho leer. En casa no había muchísimos libros, pero había cosas interesantes, sobre todo historias de científicos y de aventureros y de naturalistas que andaban de un lado para otro.

“En mí tuvo un impacto muy grande El diario de Ana Frank, pero lo leí chica y me quedé con la idea de que si ella que también era muy joven podía escribir algo así, pues yo también podría”, señala.

Y a la pregunta de ¿Qué es ser escritora en México? Responde: “Yo me veo a mí misma como una trabajadora del lenguaje, antes que nada, y trabajadora no es decir que sea una empleada del lenguaje, que tenga que tener mi horario de entrada y de salida, sino trabajadora en el sentido de que hay un proceso de transformación, de materias, y por materias pueden ser oníricas, de la experiencia, de archivos, documentales, afectivas, hay un rango muy amplio.

“El trabajo fundamental aquí es con el lenguaje, que es una herramienta pero que también es una energía, que también es una atmósfera, un clima con el que estamos en contacto y finalmente lo que yo también creo es que como no escribimos en soledad, cuando escribimos el lenguaje tiene esa gran potencia de producir comunidad”, agrega.

La autora de El invencible Verano de Liliana, La Cresta del León, Autobiografía de algodón y Nadie me verá llorar, entre otros, confió que hay que cuidar el cuerpo: “hay que caminar también, hay que ver el mundo, hay que hacer ejercicio, hay que prepararse. Escribir es un ejercicio intelectual muy profundo y muy crítico, pero escribimos también con el cuerpo. Hay que alentar nuestra curiosidad.”

Compartir: