Jóvenes Hacia la Investigación

Jóvenes Hacia la Investigación

Abogan por construir sociedades más justas

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Abogan por construir sociedades más justas

“En el concepto de género hay una construcción social de las identidades que coloca a las personas como hombres y mujeres. El sexo son las características biológicas que distinguen a machos y hembras de una especie, mientras que el género son las características socioculturales que distinguen a hombres y mujeres en una sociedad”, explicó Amneris Chaparro.

La doctora en Teoría Política ofreció la charla virtual “Género e Intersección”, como parte de las actividades del Programa Jóvenes hacia la Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales del plantel Azcapotzalco. Ahí compartió cómo se interesó en el tema de la desigualdad y recordó que se acuñó el concepto de género en los años cincuenta del siglo pasado en Estados Unidos, pues, ante casos de individuos que presentaban una ambigüedad genital, los médicos y los padres no sabían qué hacer.

La también socióloga también afirmó: “Es importante resaltar estas particularidades, no porque la biología no tenga un impacto relevante, sino porque hay personas que se asumen como varones y tienen una vagina, o mujeres que se asumen como tal y tienen un pene. La idea de género no se reduce a las características biológicas, es algo mucho más complejo. Se trata de un proceso identitario que jamás termina. Estamos en un constante devenir en la creación de nuestra identidad”.

La especialista destacó que la perspectiva de género es una herramienta para entender la realidad social que nos permite visibilizar a las mujeres o a los sujetos feminizados, a sus espacios, sus intereses, sus contribuciones; dar cuenta de que a lo largo de la historia han estado ahí, pero no han sido tomados en cuenta, por ideas erróneas han sido invisibilizados.

“El género como categoría de análisis nos sirve para explicar cuáles son sus mecanismos invisibles que reproducen la desigualdad y hacer una crítica de ellos, intentar construir sociedades más justas e igualitarias; ello no significa abolir a los varones, sino construir una sociedad en donde las personas podamos tener las mismas oportunidades, que no estemos construidas bajo los mandatos de género, que existan mayores libertades y, sobre todo, en donde la violencia y desigualdades económicas y políticas no sean el pan de cada día”, indicó .

La egresada de la Universidad de Essex señaló que la interseccionalidad es también un instrumento que permite entender cómo hay formas de opresión simultánea que viven las personas no sólo a través de la raza y el género, sino también de otras causas, como la clase social, la orientación sexual, las capacidades físicas y la edad.

“El feminismo es un movimiento teórico-político y una posición ética. Como tal, todas las personas pueden ser feministas sin importar su identidad o género. Los varones pueden serlo y escuchar a las compañeras. Tienen que cuestionar sus privilegios y las formas en que encarnan, quizá de manera nociva, la masculinidad; éstas parecen inocuas, pero siguen perpetuando ideas específicas sobre las mujeres. Fijarse en su entorno, en el uso del lenguaje, en el tipo de pactos que crean entre ellos. Si conocen a alguien que hace algo malo a una mujer, hay que denunciarlo”.

Respecto a la abolición del género, la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) señaló que “dentro de los estudios feministas hay quienes proponen que el futuro del género sería eso”.

Y continuó: “Imaginar una sociedad sin género, entendiéndolo como un ordenador primario, que estructura nuestras instituciones e interrelaciones, es muy difícil.  Nos falta mucho, porque al momento de abolir algo hay muchas resistencias, hay personas que son felices viviendo así”. 

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