resiliente

Proceso que puede iniciarse en cualquier momento

Es necesario hacer un alto y resignificar lo que sucede

Proceso que puede iniciarse en cualquier momento
Es necesario hacer un alto y resignificar lo que sucede

La historia de un padre de familia y su hija en medio de los ataques aéreos en Siria dio la vuelta al mundo: la niña reía a carcajadas cada vez que caía una bomba sobre la ciudad, ella y su padre habían perdido su casa debido a esta situación; en otro momento, una mujer y su hija pierden sus extremidades al ser blanco de un ataque terrorista, años después la niña se convertiría en psicóloga y periodista, además de ser deportista de esquí adaptado; en otra situación, un médico neurólogo logró sobrevivir a diversos campos de concentración nazi. Todas estas historias tienen algo en común: el modo en que afrontaron las adversidades de la propia existencia.

Se trata de la resiliencia, término que Boris Cyrunlink enfocaría al conjunto de “procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana en un medio insano. Una combinación de factores que permiten a un ser humano afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, para luego construir sobre ellos”.  

Lo anterior fue expuesto por Maricela Calzada Romo y Mónica Ortiz Estrada, del Departamento de Psicopedagogía del plantel Vallejo, durante la conferencia “Resiliencia: superando la adversidad”.

El objetivo de este proceso, que puede activarse en cualquier etapa, es tratar de “mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus propios significados, de acuerdo con cómo ellos perciben y se enfrentan al mundo. Lo complicado es descubrir qué condiciones lo permiten, como el acompañamiento, la recuperación, redes de apoyo, cultura”, afirmó Calzada Romo.

Los beneficios son amplios a lo largo de su vida, ya que les permite tener mayor competencia social, pues responden más al contacto con otras personas y generan respuestas positivas; solucionan problemas, a partir de un pensamiento reflexivo, flexibilidad y búsqueda de nuevas soluciones; autonomía y el sentido de propósito y de futuro, es decir, la confianza de que se puede tener algún grado de control sobre el ambiente, precisó Ortiz Estrada.

En dicho proceso, enunciaron las especialistas, es necesario empezar por resignificar lo que sucede y ponerlo en perspectiva, y tomarse el tiempo para relajarse, es decir, respirar a fondo. 

En este sentido, precisó que, ante una situación traumática, el primer paso es no quedarse en soledad, ya que es una de las reacciones que comúnmente sucede: aislarse. “Cuando nos impacta un trauma, nuestro cerebro se apaga o funciona muy mal, por eso suelen cometerse errores graves en estas condiciones. Cuando estamos contentos, el cerebro se ve como si hubiera fuegos artificiales dentro, por eso, ante un trauma, es vital intercalar recuerdos agradables y hacer cosas nuevas, que nos ayuden a enfocarnos en algo distinto al evento traumático”.

La ponente mencionó que actualmente por la pandemia muchos chicos se ven paralizados, incluso se niegan a realizar trámites del pase reglamentado por la incertidumbre, y esto los detiene. La resiliencia, comentó, permite mirar hacia adelante y buscar las habilidades que les permitan afrontar las dificultades que puedan venir, así como lo vivieron el padre sirio y su hija, Víctor Frankl en los campos nazis o Irene Villa frente a las secuelas del terrorismo.  

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