Motivado por su profesora de Física, Mireya Monroy, José Carlos González Reyes se inscribió nuevamente a la Olimpiada Cecehachera del Conocimiento, en su segunda edición, y en esta ocasión alcanzó la medalla de oro, lo cual lo llena de emoción y de confianza en su futuro.
“No creí ganar porque en la (ocasión) anterior había que resolver problemas muy complicados para el nivel bachillerato, pero me preparé para este examen con problemas igualmente difíciles y esta vez los sentí menos complejos”, destacó el alumno del plantel Vallejo, quien se interesó en la materia gracias a su hermano mayor que estudió en Naucalpan.
Iba en la secundaria cuando entendió que la física tenía un gran campo de estudio y que resolvía problemas y fenómenos.
Su hermano, que ya era cecehachero, le platicó cómo eran el plan de estudios y el ambiente en la escuela, lo que lo hizo decidirse. “Me gusta mucho su Plan de Estudios, deja al alumno ser independiente y responsable de las decisiones que toma, comienza uno a ser más responsable de nuestra vida adulta, por decirlo así”, abundó.
Juan Carlos ha ido ganando confianza en este terreno, al grado de que en unos años se visualiza investigando en el área de Física de alguna universidad.
“Yo les recomiendo a los chicos que no se dejen intimidar por lo que les diga un profesor, porque conocí a personas que querían estudiar Historia, pero una profesora los desmotivó; no permitan que nadie decida lo que ustedes quieren hacer, yo creo en las capacidades que tiene el ser humano y pueden lograrlo”, aseguró el joven, quien también se preocupa por los problemas sociales.
En su opinión, muchas cosas tienen que cambiar, por ejemplo, está de acuerdo con que las mujeres hayan salido a luchar por la igualdad de género y la equidad, “porque como hemos visto en años anteriores, en el siglo XXI las mujeres sufren mucha discriminación, desigualdad en los empleos, con diferencias salariales pese a hacer exactamente el mismo trabajo; las tratan como objetos”.
En el ámbito educativo, consideró que el sistema y los profesores veneran mucho el diez, “no dejan al alumno ver lo que realmente le interesa y estudiar lo que a él le guste”.
A él, por ejemplo, le gustan pasatiempos relacionados con las artes “me gusta dibujar, pintar, tocar instrumentos como el violín y el piano, además de leer libros sobre física y revistas de divulgación como New Scientist”. De hecho, dijo, ya decidió que estudiará esa carrera.
