La crisis de la pandemia también significa una oportunidad de cambio en el ámbito educativo, una donde se trabaje con los maestros en las competencias digitales, pero también en replantear qué y cómo enseñar y cómo no hacerlo; donde se dé un cambio importante en los programas de formación, porque “de las crisis nacen oportunidades y ésta es una para el cambio”, aseguró Ángel Ruiz Zúñiga, presidente del Comité Interamericano de Educación Matemática.
Filósofo e investigador costarricense, Ruiz Zúñiga, ponente del XXI Coloquio Nacional de Formación Docente de Educación Media Superior, afirma que es importante ir más allá de las competencias digitales, a los fondos epistemológicos y pedagógicos de manera más amplia. “Necesitamos repensar lo que hay que enseñar y aprender y cómo se debe hacer, no podemos pensar en usar los mismos programas de antes, hay que ajustar”.
El también director general de la Red de Educación Matemática de América Central y El Caribe sostiene que hay que plantearse ajustar los currículos al nuevo contexto, observar con qué ejes, prioridades y tiempos, “tal vez existan cosas que no hay que enseñar ya, pero, por otro lado, tal vez haya que enseñar cosas de otra manera y desarrollar otras capacidades”.
En su opinión, las competencias digitales deben construirse con dos perspectivas; la primera a largo plazo en las escuelas formadoras (universidades o las normales), y al mismo tiempo pensar en los profesores que están en servicio, ver cómo aumentar sus competencias y eso sólo se puede hacer al construir un sistema de preparación y desarrollo de capacidades digitales, en un plazo urgente.
La gran mayoría de maestros, dice, “se vieron obligados a hacer cosas para las cuales no estaban preparados y se cometieron errores, no tenían la experticia y aunque ahora han hecho cosas contra el tiempo, no se trata únicamente de usar una plataforma de videollamada o proyectar algo, es agarrar los contenidos y los objetivos y reconstruirlos con la posibilidad de hacer intervenir instrumentos tecnológicos”.
En el tiempo de pandemia se vive con la incertidumbre (variantes del virus, los problemas económicos, sociales) y tenemos que prepararnos para seguir en ello, considera, porque no sabemos cómo se va a comportar la sociedad que entró en un ambiente disruptivo, cómo lo enfrentará, y ante eso ¿cómo formo a las generaciones? Sin duda hay que prepararlos para la incertidumbre y la resiliencia, pues hay que seguir adelante y ésto que no está en el currículum ahora tienen que estar.
Está comprobado que el retorno a la presencialidad es decisivo, evidentemente esa presencialidad ya no será igual que antes porque después de tantos meses de trabajar con lo virtual hay recursos o instrumentos que podemos usar y que llegaron para quedarse, y las matemáticas no están exentas.
Recuerda que siempre ha existido la matefobia, “un síndrome sociocultural donde antes de que el muchacho o muchacha llegue a la escuela ya les tiene miedo, los padres lo han transmitido y a esto se añaden obstáculos de enseñanza y aprendizaje”.
Por lo que hay que tejer una enseñanza que le llegue al estudiante, que diga: “esto me interesa, tiene que ver con mi entorno, con mi contexto, me ayuda a resolver problemas”; es decir una matemática atractiva. “Tengo muchos años de trabajar en eso y pienso que mucho tiene que ver con el cómo se gestionan los procesos de enseñanza y aprendizaje y creo que se pueden resolver”.
“La pandemia nos ha golpeado, pero las matemáticas nos pueden ayudar a entender lo que vivimos y a tratar de ver cómo lo abordamos. Actualmente, no hay día que no aparezca una gráfica o estadística en la prensa, ahí hay matemáticas de lo real, estamos invadidos de elementos matemáticos que hay que traducir para la construcción de los aprendizajes, pero si no lo hacemos conscientes no se logrará este cambio”, advierte el especialista.
