Silvia Alejandra González Mondragón es docente desde que cursaba preparatoria. Daba clases particulares y apoyaba a sus compañeros sin pasarles las respuestas. “Les explicaba que, si adquirían el conocimiento, se les facilitaría; les mostraba la lógica que yo encontraba en el lenguaje. Si en el español es así, en inglés es más fácil, porque no se conjuga todo el verbo”, recuerda.
“En la prepa tenía al maestro Steers, ya grande, estricto; de repente hacía chistes que apenas entendíamos. Durante la huelga de 1999 fuimos a su escuela particular. Nos daba clases con tanta pasión y cariño, que me motivaba”, relata.
La profesora, que desde hace 11 años imparte Inglés de I a IV semestres, agrega que así aprendió a dar la clase con sobriedad, sin evitar que sea amena: “Con memes llamé la atención de los alumnos. Que pregunten lo que no entiendan, así enriquecen su cultura y formación”.
González Mondragón asegura que las clases en línea no la tomaron por sorpresa, pues a veces sus alumnos no iban a la escuela y completaba las clases a distancia. Incluso, dice, en clases presenciales les pedía abrir un grupo de comunicación en Facebook y ahí les informaba todo.
Lo que no había hecho, resalta, era preparar materiales: “Me propuse no tenerlos conectados dos horas seguidas, es muy cansado. Mi maestría en tecnologías educativas fue en línea. Eso me ayudó a comprobar que no se necesita tener la atención en una videollamada al cien por ciento de las clases, y sobre todo, por las condiciones económicas de los alumnos”.
La docente del plantel Naucalpan avisó a sus alumnos que iban a tener videollamadas evaluaciones específicas y que iba a hacer videos. “Les dejo tareas y ellos las envían. Así ha estado muy bien, saben que a la hora de la clase estoy disponible para cualquier duda. Es una dinámica adecuada para los tiempos y la economía de todos”.
Si el aprendizaje mejora, destaca, “depende de la dedicación de cada alumno, tienen más herramientas para investigar, han aprendido cómo elegir la información. Internet tiene un mundo de datos y los chicos están acostumbrados a la inmediatez, se van con lo primero que les aparece, creo que esta dinámica les enseña a aprender más”.
Por último, considera que, aun con las vacunas, el regreso no será inmediato: “Quizá sea paulatinamente y no creo que los contenidos en línea se vayan a descartar”.
