La pandemia afectó a los núcleos familiares y ha generado un ambiente emocional complicado, pero también revolucionó el proceso de enseñanza-aprendizaje, al trasladarlo a las casas y, en ese sentido, ser parte de la UNAM nos ofrece una gran ventaja frente a otros sistemas de bachillerato nacionales, consideró el profesor Miguel Carlos Esquivel Pineda.
Al ofrecer la conferencia “Ser padre de un bachiller”, en el marco de las actividades de Escuela para padres, el docente del Área Histórico-Social en el plantel Oriente recordó que con la pandemia se pasó de un modelo educativo a puertas cerradas a las clases en línea, donde los integrantes de la familia pueden evaluar al trabajo de los docentes.
Pero ¿qué implica ser padre de un bachiller?, preguntó. Implica entender quiénes son sus hijas e hijos en un momento de transición maravilloso que es la adolescencia, cuando se pasa del pensamiento formal al abstracto y se cuestionan el aprendizaje y se critican los valores sociales, culturales, religiosos, educativos, etcétera. “Con ello se abre una etapa nueva en su vida, marcado por su maduración física y mental en la búsqueda de la libertad y la autonomía”, apuntó.
En el bachillerato, dijo, se les brindan herramientas para el conocimiento de la situación social, política, histórica y económica, pero es una etapa en la que enfrentan obstáculos en su proceso formativo como la falta de recursos económicos, la necesidad de trabajar, embarazos no planeados o matrimonio temprano, de ahí la importancia de construir mejores condiciones para que aprovechen su oportunidad en la UNAM.
Los docentes son una guía para desarrollar su capacidad autodidacta y transformarlos en personas conscientes de las consecuencias de sus actos, pero también se deben cultivar a nivel cultural y tecnológico, para lo cual la UNAM pone gran cantidad de actividades y recursos en sus manos.
La familia, entonces, puede contribuir al mejorar su dieta, interesarse por sus problemas y estando cerca de ellos; ayudar a que se consolide el núcleo familiar mediante el diálogo y, de ser posible, que los acompañen en algunas actividades escolares, pues sus problemas deben ser de todos y resolverse en familia, concluyó.
