Retos y oportunidades en tiempos de covid-19

Resignificar los roles

El confinamiento derivado de la pandemia permite fortalecer las relaciones intergeneracionales

Resignificar los roles
El confinamiento derivado de la pandemia permite fortalecer las relaciones intergeneracionales

De pronto se inició una nueva convivencia dentro de los hogares. La pandemia provocó que la casa se convirtiera en escuela, en el centro laboral; repentinamente todos sus integrantes estaban reunidos bajo el mismo techo, y se acrecentaron, para algunos, los trabajos de cuidado, de aseo, de alimentación; se comenzó una nueva distribución de los recursos económicos; rutinas, costumbres y necesidades tuvieron que tolerarse, también la recreación se modificó.

Este cambio, para el que nadie estuvo preparado, trajo consigo dificultades para los integrantes de las familias en el mundo, sobre todo para ciertos grupos vulnerables, así lo destacó Marissa Vivaldo Martínez, del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV).

Al impartir la videoconferencia “Nuevos roles, nuevas oportunidades. La convivencia intergeneracional en tiempos de pandemia”, organizada por la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE), la ponente precisó que aun cuando este panorama parece adverso, constituye también una oportunidad para construir nuevos roles, derrumbar prejuicios y fortalecer las relaciones intergeneracionales.

Convivencia sana

Ante dificultades, como “la percepción de la pérdida de libertad, diferencias de opiniones, dificultad de adaptación a las rutinas, manejo deficiente de situaciones, problemas de comunicación, sensación de invasión personal y de espacio, dificultad para hacer uso del tiempo libre, y dificultades en las relaciones intergeneracionales, y el edadismo y viejismo”, que se han agudizado en este periodo, es importante resignificar roles, cambiar la distribución de las tareas, pero sobre todo respetar y darle la importancia a cada uno de los integrantes de la familia.

El Covid-19, a nivel micro, explicó, “evidenció inequidades y desigualdades estructurales que viven los individuos al interior de las familias, y que de forma personal restan herramientas para enfrentar la pandemia”.

Y son precisamente las personas mayores las que enfrentan procesos de estigmatización, lo que ha provocado aislamiento extremo, debilitamiento de las redes de apoyo social, falta de ingresos económicos relacionados con el trabajo, discriminación para el acceso a los servicios de salud, a bienes y servicios, y abandono por algunos Estados y poca vigilancia en el centro de cuidado de largo plazo, apuntó.

El edadismo, explicó, es la discriminación por razones de edad, y se evidencia en los niños y en las personas mayores, se piensa que no tienen el mismo valor; dentro de éste se ubica al viejismo, concepto que fue descrito por Butler en la década de los sesenta, que se manifiesta en actitudes y acciones discriminatorias de rechazo, tendencia a la marginación, temor, desagrado, negación y agresión a las personas envejecidas y a la vejez.

Ante esto, es importante retomar el valor de cada persona, ya que todos los miembros de la familia son importantes “el fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales garantiza la memoria familiar, la transmisión de valores, ideas y también formas de enfrentar riesgos y asegurar la supervivencia”.

Y es en este periodo cuando existe la oportunidad para una redistribución del poder, para la resignificación y flexibilización de los roles, eliminar prejuicios y estereotipos, evitar roles de género asignados obligatoriamente, recordar que no hay actividades exclusivas, redistribución del trabajo de cuidados, fortalecer vínculos, erradicar el edadismo y el viejismo en la familia, y respetar la individualidad y fortalecer la colectividad, finalizó.

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