Libro reivindica vida y obra del gran científico mexicano

José Mariano Mociño

Libro reivindica vida y obra del gran científico mexicano

José Mariano Mociño
Libro reivindica vida y obra del gran científico mexicano

José Mariano Mociño fue un notable investigador, científico e intelectual mexicano que es poco citado, pero que hizo importantes aportaciones al conocimiento natural y antropológico, afirmó Thomas Janota durante la presentación del libro José Mariano Mociño: un gran científico mexicano desconocido.

Janota, quien nació en Chicago y estudió biología en el Kalamazoo College mientras desarrolló su segunda pasión: la historia, comentó que, a diferencia de grandes mentes como la de Galileo, Mociño no es reconocido, pero comparte esa capacidad de ver a la naturaleza de forma creativa y sistemática en su deseo de comprenderla en su funcionamiento, para el bienestar de la sociedad.

Mociño, expuso, nació en Temascaltepec, Estado de México, en 1757. Hijo de padres criollos, humildes, demostró talento para los idiomas pues aprendió náhuatl y otomí, además de griego y latín, lo que le abrió las puertas a la cultura prehispánica y europea.

A los 16 años se trasladó a la Ciudad de México, donde estudió filosofía, teología, idiomas, medicina, botánica e historia natural. En las páginas de la Gazeta de literatura participó en los debates intelectuales entre conservadores escolásticos y la ciencia de los ilustrados, quienes creían en las leyes de la naturaleza y no en los poderes divinos.

Fue invitado a integrarse en 1790 a la Real Expedición Botánica, que recorrió la Nueva España, además de viajar al Caribe y Guatemal para modernizar el tratado de la botánica y sistematizar el estudio de las plantas medicinales.

El 1792, el virrey mandó a Mociño y al ilustrador Atanasio Echeverría a Vancouver, Canadá, junto a una misión para delimitar la frontera del imperio español e inglés. La tarea de Mociño consistió en hacer un inventario de plantas y animales que pudieran ser explotados por la corona española. Para ello, aprovechó su facilidad para los idiomas pues, en cinco meses, aprendió la lengua de los nativos y escribió el reporte etnográfico “Noticias de Nutka”, que se publicó casi 100 años después de su muerte.

Dicho genio también contaba con una amplia formación geológica, lo que le permitió elaborar el informe más completo sobre una erupción en la Nueva España. En 1803 demostró su talento como epidemiólogo. 

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