Las alumbradas es la historia de cuatro hermanas, en la cual están presentes temas como las leyendas y creencias populares, la magia, el esoterismo, pero también la mujer del campo como protagonista de historias fantásticas, señaló la escritora Vanessa Hernández en el plantel Vallejo.
“Es un texto que surgió de mi abuelo, quien era un hombre de campo. Él tenía ideas sobre las brujas. Aseguraba haber visto cómo se quitaban sus pies, los ponían en el fogón y se iban volando. Tenía muchas experiencias de primera mano sobre espíritus, sobre la posibilidad de ver muertos si le quitabas las lagañas a los perros y te las untaba en los ojos”, dijo.
La periodista y escritora originaria de Guerrero platicó a los estudiantes que cuando conoció a su abuelo, él tenía ochenta y tantos años y ella ocho o diez: “veía cómo hablaba de estos temas y no cuestionaba su veracidad. Mantenía esos recuerdos muy vivos y a su edad era un hombre citadino que creía en demonios”, dijo.
Asimismo, reveló que entre sus anécdotas, su abuelo le platicó que durante un velorio se supo que la persona fallecida había “vendido su alma al diablo. Todos en el pueblo lo creían y de pronto, se apagaron las luces y se cayeron la velas. Cuando pudieron ver, el ataúd ya no estaba”.
“De niña pensaba que era verdad porque lo decía mi abuelo. Me gustaba mucho escucharlo y ver que, a pesar de ser un hombre católico creyente, fue uno de los primeros que llevó la pólvora para trabajarla en la pirotecnia”, dijo.
Vanessa Herández señaló que en la comunidad de su abuelo existía un umbral mágico en el que no se cuestionaba, al contrario, se podía compartir el conocimiento: “pienso, era un pueblo y había una permisión con las historias fantásticas y con las leyendas, de eso trata Las alumbradas”.
Por lo anterior, la autora de Signos vitales y Animales de costumbre compartió su deseo por escribir sobre estas cuatro mujeres que fueron secuestradas a los 13 años y quedaron embarazadas a los 14: “mi abuela desde los 13 empezó a tener hijos. Tuvo 14, pero por las condiciones murieron tres, imaginaba cómo fueron estas niñas que se convirtieron en madres”.
Por último, comentó que su obra busca rescatar parte de este universo compartido por su abuelo, ya que “mucho de lo que ahora vivimos por el narcotráfico es que muchas personas han tenido que dejar sus poblaciones y han muerto ¿quién va a compartir sus historias?”.
“Mi abuelo murió en 1996 y pienso que si no me lo hubiera contado, nunca lo habría sabido nadie, ahora está en un libro. Muchos abuelos que todavía tiene lucidez, no les hacemos caso, estamos muy ocupados viviendo nuestra vida y ellos se quedan con estas leyendas y quizás se las llevan a la tumba y se van a perder”, finalizó.