Royal Court de Londres produjo todas sus obras

Sarah Kane

Su obra es de las más montadas en Europa, donde se le considera una autora de culto

Sarah Kane
Su obra es de las más montadas en Europa, donde se le considera una autora de culto

Hace exactamente 24 años, el 20 de febrero de 1999, Sarah Kane -con apenas 28 años- dejó el plano físico del universo, aunque su legado como dramaturga permanecerá vigente en los teatros del mundo por mucho tiempo.

En 2001, el Royal Court de Londres produjo todas sus obras, llevando a la escena nuevas producciones de Blasted y de Crave, reestrenando 4:48 Psychosis (que habían producido en el año 2000) y las lecturas dramatizadas de Phaedra’s love (1996) y Cleansed (1998).

El ejercicio del Royal Court sirvió para que el mundo conociera estas cinco piezas dramáticas y que Sarah Kane se convirtiera en la dramaturga inglesa más representada en el mundo después de Shakespeare.

Kane escribió su primera obra Blasted (Devastados) cuando tenía apenas 23 años. Esta pieza no fue bien recibida por la crítica de su país, pero sí por los teatros europeos que se maravillaron ante la fuerza, honestidad y el reto que el texto dramático les ofrecía.

En este drama, Kane empieza a trabajar con dos de sus temas favoritos: el amor y la violencia, y lo hace a través de la ruptura con las formas tradicionales del teatro, lo que se convertiría en su marca personal como dramaturga.

Si bien es cierto que la obra inicia presentando el conflicto entre dos personajes inestables, -Ian, periodista que está muriendo en el cuarto de un hotel, y Carie, su novia, quien sufre fuertes problemas mentales- el universo del drama es en apariencia realista.

Sin embargo, a mitad de la obra, el espacio se transforma en una zona de guerra en la que se escuchan bombas, explosiones y presenciamos una violencia en extremo sangrienta. Los textos de Kane rompen con la tradición de personajes intelectualizados, permitiendo que las emociones, los miedos y las fobias se apoderen del escenario. Su teatro refleja el caos sin ser desordenado.

El rompimiento que plantea lo hace desde la honestidad, con el deseo de dar voz al conflicto del personaje, mismo que no siempre puede racionalizarse. Quizá por esto, es que a Kane no le importe que algunos momentos de sus obras estén cargados de un lenguaje poético, mientras que otros rayan en un naturalismo casi escandaloso.

La dramaturgia se alimenta del conflicto ético que se desprende de las situaciones extremas que viven internamente sus personajes. Al romper con la tradición, el teatro de Kane es también profundamente político. 

En Blasted, por ejemplo, el personaje de Ian, homofóbico y xenofóbico, colapsa al enfrentarse a la brutal inocencia de Carie, producto de su estado mental. Este choque particular permite una exploración de dimensiones exponenciales sobre la violencia. En esa búsqueda es que su teatro resignifica como un movimiento político, un espacio en el que se exhibe cómo lo individual es lo colectivo.

Al convertir el espacio en un campo de guerra, con todas las implicaciones realistas que esto conlleva, Kane reinventa la forma teatral y nos incomoda para cuestionarnos incluso sobre la realidad en que vivimos al estar ocupando un asiento mientras vemos una obra de teatro.

Ahora que el Colegio de Ciencias y Humanidades prepara los distintos Concursos de Teatro Cecehacheros, vale la pena que la comunidad revise la obra de Sarah Kane. En la revista literaria electrónica Círculo de Poesía se puede localizar una pequeña semblanza de la dramaturga, una breve reseña de la historia de la obra y el texto completo de Crave, traducida generalmente como Ansia.

En esta obra, Kane se vuelve a referir al tema del amor y a su pérdida. Lo hace a través de cuatro personajes A, B, C y M. Aunque los personajes carecen de nombre, por el diálogo, que es absolutamente poético, se puede ver quiénes son cada uno, sus deseos e incluso su edad.

La ausencia de acotaciones apuesta por la libertad creadora, sin embargo, quienes deseen ponerla en escena deberán buscar con atención el conflicto dramático y la mecánica a la que obedece su drama para crear una experiencia profunda en el público.

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