Miles de jóvenes, entre emocionados y nerviosos, retoman hoy su actividad escolar en la modalidad híbrida en los cinco planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades, atendiendo cada una de las medidas sanitarias establecidas en el protocolo aprobado para su regreso para evitar contagios por Covid-19.
En esta semana que inicia toca el turno a los jóvenes de la generación 2022, quienes ingresaron al Colegio el año pasado, pero que debido a la pandemia no habían conocido sus planteles, salvo por los breves recorridos programados para recoger su credencial en octubre pasado.
El desfile comienza desde temprana hora, ya sea en el transporte público o vehículos particulares los estudiantes van arribando a sus planteles, bien abrigados y protegidos con cubrebocas, algunos incluso con caretas, apresuran el paso para por fin cumplir su sueño de volver a las aulas.
Aunque el cubrebocas impide ver parte de sus rostros, es innegable que permea un ambiente de emoción entre los estudiantes, aquella que contuvieron durante los meses en que, aunque ya cursaban su bachillerato, sólo se miraban por la pantalla de un dispositivo digital. Unos sonríen, otros caminan con mirada sorprendida o expectante, pero en el ánimo general existe la felicidad por romper con el encierro y retomar el contacto presencial con sus compañeros de generación.
A la distancia y con cubrebocas les cuesta trabajo reconocerse, pero poco a poco se van ubicando; se alzan las cejas; chocan los puños o hacen leves contactos con el codo, mientras se alistan para ingresar, echándose un poco de alcohol gel, como para conjurar el peligro y sentirse a salvo una vez que transitan camino a sus salones.
Entre pasillos y patios se respira optimismo, la esperanza de que, sin bajar la guardia, las cosas estarán bien; retomar sus vidas, comenzar a hilvanar sueños y recorrer el camino que les resta de este bachillerato que les promete prepararlos para ser mejores, para crecer y enfrentarse al mañana, son algunos de los deseos de quienes han comenzado a poblar y a llenar de vitalidad los espacios cecehacheros.
