“Como mujer me siento violentada cuando hacen menos mi opinión”, “Como mujer me siento violentada cuando me miran raramente”, “Como mujer me siento violentada cuando tengo que mandar mi ubicación si tomo un taxi”, “Como mujer me siento violentada cuando me dicen cómo debo vestirme”, “Como mujer me siento violentada cuando me sexualizan”, fueron algunas de múltiples frases que colmaron las mamparas ubicadas en la explanada central del plantel Naucalpan.
Mientras se trasladaban a sus clases o paseaban en los pasillos, decenas de mujeres estudiantes, profesoras y trabajadoras aceptaron la invitación de completar la frase: “Como mujer me siento violentada cuando…”, con la cual se formó un mural que visibilizó las situaciones en que han llegado a sentirse con miedo, vulneradas, violentadas; la actividad se desarrolló en el marco del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y la Niña.
“Es un mural que por segunda ocasión se realiza, el año pasado se trabajó con una colectiva feminista del plantel. Enunciar la violencia es importante, empezar a formar categorías para identificarla es el principio de la erradicación, tenemos que hacer un rastreo, un diagnóstico para echar los pasos hacia atrás de lo que llevó a una situación de nuestra sociedad extremadamente violenta en contra de lo femenino”, explicó Paola María del Consuelo Cruz Sánchez, quien organizó el mural junto con Elizabeth Hernández López.
“Se trata de que, al mostrar, al ver, también nos pueda animar a denunciar, esa es la importancia y la razón del mural. Es un buen momento para iniciar con este discurso de género con la enunciación de las violencias con categorías y sistematizar tal información”, señaló la académica integrante de la Comisión Interna para la Igualdad de Género (CInIG) del plantel.
“El año pasado el mural terminó lleno, papel sobre papel, y lo que hicimos fue hacer nubes de conceptos, situaciones, pero queremos sistematizarlo ya como una investigación que nos diga qué padece la comunidad de nuestro plantel, que no creemos que diste mucho de la sociedad actual, y con ello empezaríamos algunas acciones para erradicarlas”, agregó.
Comentó que las jóvenes, profesoras y trabajadoras pudieron expresarse a través del mural en físico, pero también se llevó a cabo de manera virtual, a través de un código QR. Además, se invitó a los chicos a que lo compartieran con sus compañeras, “pues ellos son un agente de acción para colaborar en la distribución de la información”.
Al respecto, Hernández López resaltó que en la edición pasada las chicas expresaron el problema del acceso al espacio público y la vestimenta en situaciones donde se han sentido violentadas y con miedo: “‘Me siento vulnerada cuando porto una falda y tengo que cuidarme’, o que en la clase les digan: ‘te vistes así, por eso te pasa lo que te pasa’, es decir, todo basado en prejuicios y estigmas”.
Otro dato fue el tema del noviazgo: “‘me siento violentada cuando mi novio minimiza mis logros’, o no reconoce los aportes que hago en la clase; así como en la familia la insistencia de la virginidad: ‘no valgo si no soy virgen’”.
El ejercicio también ha ayudado a identificar la violencia. A veces las chicas no saben qué poner en el mural, pero en cuanto empiezan a leer lo que otras han escrito, dicen: “¡claro!, también he sido violentada”. Enunciar estas situaciones, “verbalizarlo siempre será un arma, te permite ser consciente de muchas cosas y te permite generar empatía con otras personas”, indicó la académica y también Persona Orientadora Comunitaria local.
Para Aline Rodríguez, alumna de tercer semestre, la actividad fue una manera para que las mujeres pudieran expresar lo que les ha pasado, de manera que no se minimice. “A muchas amigas les han pasado varias cosas y al escribirlo en un papel se sienten más libres de expresar lo que pasaron. Me parece una buena actividad porque están tomando en cuenta la opinión de las mujeres, de lo que sentimos nosotras”.
