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Una temporada en el infierno

El poemario revela el interior del escritor francés, quien inspiró a cientos de artistas

Una temporada en el infierno
El poemario revela el interior del escritor francés, quien inspiró a cientos de artistas

Como parte de la colección Textos en Rotación, editada por el CCH, se retoma la obra Una temporada en el infierno (Une saison en enfer), del poeta francés Arthur Rimbaud (20 de octubre de 1854 - 10 de noviembre de 1891), considerado como precursor de los poetas beat y “el más grande de todos los poetas”, en palabras del filósofo y escritor Albert Camus.

Con la idea de lograr un punto de encuentro entre autores y lectores de diversas épocas, el CCH acerca este libro a sus estudiantes para que conozcan a este escritor de vanguardia, cuyos versos resultaron transgresores y rebeldes para su época, ya que a la edad de 19 años impresionó a su generación con este escrito que muestra un alma atormentada e inconforme con la vida.

Se dice que su influencia en la literatura moderna, la música y el arte es amplia e incluye a poetas franceses posteriores, en especial, autores surrealistas y destacados artistas como André Bretón, Henry Miller, Anaïs Nin, William S. Burroughs, Pier Paolo Pasolini, Jim Jarmusch, Hugo Pratt, Mário Cesariny de Vasconcelos, Klaus Kinski, Bruce Chatwin, Jim Morrison y Richard Hell.

De acuerdo con sus biógrafos, Arthur Rimbaud tuvo una vida intensa: su padre no estuvo mucho tiempo con la familia y su madre fue la encargada de guiar con mano firme a sus hijos, circunstancia que el joven poeta no soportó y lo llevó a escapar varias veces del hogar.

Estudiante destacado, rápidamente brilló entre sus compañeros y a los 15 años quiso publicar sus primeros poemas, los cuales fueron rechazados al inicio, pero que finalmente fueron aceptados en el círculo de escritores de su época en París.

Su libro, Una temporada en el infierno, lo habría escrito para sí mismo, ya que reflejan sus pensamientos más personales, de acuerdo con los biógrafos.

 

Asómate al interior

Sobre la estructura de este título, lo conforman los poemas “Temporada en el infierno”, “Mala Sangre”, “Noche del infierno”, “Delirios I”, “Delirios II”, “Lo imposible”, “El relámpago”, “Mañana” y “Adiós”.

Cabe señalar que esta edición es especial, ya que el lector podrá encontrar los poemas en francés, su idioma original, y la traducción en español a cargo de José Luis Rivas, por lo que se convierte en un valioso recurso para los estudiantes que deseen expandir su conocimiento en esta lengua o para quienes gusten adentrarse a la literatura francesa.

Asimismo, algunos de sus poemas reflejan su estado de ánimo, como en “Mala Sangre”…

 

Regresaré con miembros férreos, piel renegrida y mirada Iracunda: por mi fisonomía, me juzgarán de una raza fuerte. Tendré oro; seré ocioso y brutal.

Las mujeres cuidan a esos feroces lisiados que regresan de los países cálidos. Me meteré en asuntos políticos. Salvado.

Ahora estoy maldito, aborrezco la patria. Lo mejor es dormir, bien borracho, en la playa.

 

En “Noche del infierno” describe paisajes como lo imaginamos:

 

… Las alucinaciones son incontables. Es por cierto lo que yo siempre he tenido: falta de fe en la historia, olvido de todos los principios. Me callaré: poetas y visionarios estarían envidiosos. Y soy  mil veces el más rico, seamos avaros como el mar.

¡Ea pues! El reloj de la vida se paró hace un momento. Ya no estoy en el mundo. La teología es seria, el infierno realmente está abajo -y el cielo arriba-. Éxtasis, pesadilla, sueño en un nido de llamas.

 

En “Delirios I” se puede leer:

 

Soy esclava del esposo infernal, el que deshonró a las vírgenes locas. Seguro es ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí que perdí la cordura, que estoy condenada y muerta para el mundo. ¡a mí no me matarán! ¿Cómo describírselo? Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de luto, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de aire, fresco, señor, sí lo tienes, sí lo tienes a bien!

 

Por último, se presenta un fragmento del poema “Mañana”, en el que afirma:

 

 

¿No tuve yo alguna vez una juventud preciosa, heroica, fabulosa, digna de escribirla en hojas de oro? -¡demasiada suerte!- ¿Debido a qué crimen, a qué error he merecido mi debilidad de ahora?

 

**

 

Sin embargo, hoy creo haber terminado el relato de mi infierno. Era sin duda el infierno; el antiguo, aquél cuyas puertas abrió el hijo del hombre. 

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