La materia busca formar a alumnos activos, críticos y comprometidos

No sólo es actividad motriz

La materia busca formar a alumnos activos, críticos y comprometidos

No sólo es actividad motriz
La materia busca formar a alumnos activos, críticos y comprometidos

Estamos por llegar al primer cuarto del siglo XXI y el concepto de educación, al igual que la sociedad en sí misma, transitan aceleradamente hacia el paradigma de la revolución informática 4.0. En ese contexto, quizá sea diferente en otras latitudes, pero en nuestro país pareciera que al intentar responder la interrogante que se plantea en el título de este texto, surge un profundo vacío conceptual.

En primer lugar, esto sucede porque al margen de los debates y las diversas posturas que puedan existir por parte de los expertos en el ámbito de la motricidad, en el imaginario colectivo este campo disciplinar se caracteriza por el predominio de contenidos que desarrollan la eficacia motriz (Sierra, 2000); es decir, cuando hablamos de Educación Física, el pensamiento se reduce a la práctica deportiva, en la cual existe una figura tradicional del educador físico que oscila entre el militar y el médico.

En ese sentido, es preocupante constatar que al interior de los diversos centros educativos, en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la actividad física, el deporte se ha posicionado sobre el resto de contenidos y experiencias motrices.

Por otra parte, es importante reconocer que, tanto nuestro sistema educativo como el currículum vigente de la asignatura, son resultado de una tradición psicopedagógica que considera diferentes enfoques.

En este punto, algunos docentes ponen mayor énfasis en atribuir un valor intrínseco al movimiento por su cualidad para producir sensaciones de bienestar, otros destacan su importancia para el logro de resultados en el plano individual: una mejor condición física, la construcción de estilos de vida saludables y la prevención de las conductas de riesgo y adicciones.

Las anteriores, en clara consonancia con las dimensiones “educación en movimiento” y  “educación a través del movimiento” propuestas por Arnold (1991); otros más, en plena era del Big Data, señalan que los contenidos y experiencias propias de la Educación Física deberían estar medidas por el uso permanente de la tecnología.

Así pues, después de discutir y reflexionar sobre este tema con mis queridos estudiantes del CCH, me atrevo a señalar que no basta con que la Educación Física contribuya a promover la competencia motriz del ser humano.

De acuerdo con nuestro Modelo Educativo, se entiende que la clase también debe propiciar ambientes de aprendizaje que favorezcan a los estudiantes para que se construyan como ciudadanos activos, críticos y comprometidos, tanto con el desarrollo personal como con el grupal.

“La educación formal posee un objetivo básico: construir proceso de humanización, entendido como un camino hacia la emancipación” (Herzog, 1992, citado en Ruiz Omeñaca, 2004, p.21)

Desde esta perspectiva, resulta fundamental explicar que el uso excesivo de la tecnología, más allá de ser una tendencia global, es la antítesis de la cultura del movimiento. Por ello, tanto docentes como estudiantes, antes de promover con tanto entusiasmo una educación física 4.0, tendrían que cuestionarse a profundidad temas como el transhumanismo, conciencia corporal, sociomotricidad en la época pospandemia, equidad de género en la práctica deportiva, entre otros tópicos de interés colectivo.

En pocas palabras, con esto no pretendo decir que nuestra asignatura deba quedarse estancada en las prácticas e ideas del siglo pasado.

Nadie niega la complejidad e importancia que pueda tener lo relacionado con la recolección, procesamiento y análisis de datos. No obstante, pienso que el uso de las TAC debe contribuir para que la Educación Física logre transitar hacia esquemas de pensamiento más complejos que nos permitan preguntar e intentar dar respuesta sobre cuestiones más esenciales.

Posicionar como prioritario el uso de herramientas tecnológicas para terminar calculando el IMC de los estudiantes o para preguntar por las medidas de una cancha de basquetbol, además de ocioso, es un desperdicio de tiempo y recursos.

Finalmente, si bien es cierto que la Educación Física, en sí misma, representa una valiosa resistencia “frente a los avances de la ciencia y la tecnología que han convertido al hombre en un simple engranaje de una máquina de producir y consumir”(Sabato, 2004), también es justo decir que a los docentes de este campo disciplinar, históricamente, nos ha faltado realizar mayor trabajo de investigación documentada para brindar al resto de nuestra comunidad un panorama amplio acerca de la cultura física al interior de nuestras escuelas. 

 

 

Referencias de Consulta

Arnold, A. (1991). Meaning in movement, sport and physical education. London: Heinemann.

Da Vinci, Leonardo, citado en Dávila Sosa, Miguel A. (2023). ¿Cómo entender el enfoque actual de la Educación Física en México?, México.

Ruiz Omeñaca, J.V. (2004). Pedagogía de los valores en la Educación Física. Madrid: CCS.

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