xprofesores

Vocación y compromiso

El regreso a las aulas, el reto

Vocación y compromiso
El regreso a las aulas, el reto

“El verdadero profesor es aquel que sigue estudiando y el verdadero estudiante es aquel que también aprende a enseñar (…) Los profesores no podemos limitarnos a ser profesores de especialidad sino de carácter, de serenidad, de conducta. No debemos tampoco limitarnos a dictar clase o a investigar: necesitamos proponernos, como tarea diaria, la construcción de pequeñas comunidades de diálogo de generaciones, en formas prácticas, viables, constantes”.

Así lo consideraba el exrector de la Universidad Nacional, Pablo González Casanova, de cara al proyecto Nueva Universidad al inicio de su rectorado, no obstante, tal encomienda podría aplicarse a la reciente experiencia que vivió el mundo con el Covid-19, emergencia que trastocó el desarrollo de diversos sectores, entre ellos el educativo, del que se exhibieron vulnerabilidades pero también áreas de oportunidad para sus principales actores.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su texto “La educación en un mundo tras la Covid: nueve ideas para la acción pública”, resalta que se acentuaron la desigualdad, las consecuencias de la privatización de la educación y la poca preparación para pasar masivamente a la educación digital y a distancia.

Pero a su vez, “se han hecho cada vez más visibles algunos rasgos positivos de nuestras sociedades. (…) somos testigos del ingenio, la dedicación y la creatividad de los muchos docentes, familias y estudiantes que están creando de forma conjunta experiencias de aprendizaje destacadas”.

 

Aprender a aprender

En este sentido, la respuesta ante la crisis de la pandemia fue asumida por los más de 42 mil profesores de esta casa de estudios, 3 mil 161 de los cuales fueron del Colegio de Ciencias y Humanidades (según datos del Informe 2018-2022 de la DGCCH), quienes ante el desafío volcaron su ejercicio a nuevos escenarios tecnológicos.

Ello los obligó a desarrollar, construir y modificar sus dinámicas de enseñanza para hacer que los jóvenes continuaran sus estudios, esta vez desde sus propios hogares, es decir, aprendieron a aprender para esta nueva circunstancia.

“Muchos no conocíamos el uso de las plataformas y nos metimos a ellas para ofrecer a los alumnos una gama de oportunidades. Fue empezar a capacitarnos de inmediato (…)  lo que implicó un gran esfuerzo, tiempo, dedicación, un gran compromiso institucional”, recuerda la secretaria general del CCH, Silvia Velasco Ruiz.

Un actuar que estuvo acompañado de la prontitud de las autoridades universitarias para no detener la misión que la sociedad ha encomendado a esta institución. De ahí que se desplegaron los recursos tecnológicos, como la creación de aulas virtuales, que en el CCH ascendieron a 62 mil 261; la apertura de los Centros de Acceso PC Puma en sus cinco planteles para aquellos estudiantes y profesores que no contaban con equipo de cómputo; la ampliación en la cobertura de la Red Inalámbrica, y asignaturas en línea en colaboración con otras dependencias universitarias.

 

Además, se ofrecieron becas de conectividad y equipo tecnológico, y en el aspecto de formación tanto para académicos como alumnos, se llevaron a cabo cursos y talleres en línea en el uso de las plataformas, de recursos y herramientas digitales para la enseñanza, como Microsoft Teams, Moodle o Zoom, y se desarrolló un Programa Emergente de Formación Docente en línea para fortalecer el desempeño de los profesores ante los nuevos escenarios.

 

Repensar la docencia

La función docente fue crucial, ellos “ocupan el centro de la renovación de la educación. La pandemia nos recordó más que nunca hasta qué punto el papel desempeñado por los docentes no puede ser sustituido”, destaca al respecto la UNESCO, al hacer un balance tras dos años de pandemia, que insta a reconocer la labor de los educadores y sus innovadoras respuestas ante la crisis del Covid-19.

Sobre los desafíos actuales, Velasco Ruiz expresa que actualmente los académicos están en un proceso de enseñanza mixto o híbrido, que es toda una experiencia, y “nos ha impulsado a repensar la docencia en otro sentido: en cómo incorporar la tecnología en relación con nuestro trabajo en el aula, y lo que he visto es que un gran porcentaje de profesores del Colegio han cumplido de una manera extraordinaria ese reto”.

Gracias al comportamiento de la pandemia en la capital mexicana y el Estado de México el ciclo escolar 2022-2 arrancó con el regreso a las aulas presenciales con un aforo del 30 por ciento, en combinación con las clases en línea, tras casi 20 meses de confinamiento, pero siempre bajo las indicaciones del Protocolo sanitario aprobado por el H. Consejo Técnico. Posteriormente, a partir del 22 de marzo el aforo se incrementó de manera que se atienden grupos completos cada semana, correspondientes a una generación.

Un regreso llegó cargado de expectativas positivas, como lo indica la maestra Esther Izquierdo Alarcón, para quien “ha sido un renacer reencontrarnos con la razón de ser de nuestro Colegio: los y las estudiantes; una oportunidad de volver a caminar juntos, con distancia física, pero con nuestros corazones más unidos y fortalecidos”.

Una docencia muy diferente, pero muy actual, como lo expresa Velasco Ruiz, no podemos negarnos a la tecnología que ha rebasado muchos ámbitos, y el Colegio, que ha sido siempre una institución de vanguardia, lo refrenda en este momento, al considerar que una manera de celebrar el Día del Maestro es precisamente reconocer su trabajo que han demostrado en la formación de los jóvenes bachilleres en los últimos dos años y en prospectiva.

Una labor loable, como lo considera Isaac Medina Rodríguez, estudiante del plantel Oriente. “El conocimiento es lo más precioso que una persona pueda tener, y en su apropiación juega un papel importante el profesor, por lo que sería difícil escoger pocas palabras para agradecerle. Éste debería ser infinito, porque es una parte fundamental en la vida del individuo como de la vida social”; consideró el alumno.

 

Tras el Covid, hemos sido testigos del ingenio de los docentes, familias y estudiantes que han creado destacadas experiencias conjuntas de aprendizaje.

Compartir: