El Diplomado Inducción a la Docencia en el Colegio de Ciencias y Humanidades inició su segunda edición bajo la coordinación del profesor Manuel Andraca Barrón. En este encuentro, los participantes explicaron cómo desarrollan su práctica docente y a partir de qué referentes y condiciones construyen ambientes favorables para el aprendizaje en el aula.
Los módulos del curso abarcan los temas de Docencia y Modelo Educativo; Adolescencia: los alumnos del Colegio; Igualdad de Género; Planeación didáctica; La evaluación en el quehacer docente; y Uso de las TIC: el aula virtual.
Asimismo, el profesor del plantel Vallejo del Área de Matemáticas señaló que la finalidad del curso es que los compañeros reflexionen sobre su práctica docente, retomar los principios del Colegio y abordar el concepto de profesionalización de la docencia.
“Considerar en qué nivel estamos, cuáles son nuestras áreas de mejora y dónde tenemos que incidir para elevar nuestra práctica docente. El curso está dirigido a cualquiera de las cuatro áreas”, dijo.
Explicó que la formación docente se convierte “hoy más que nunca en una actividad que requiere ser permanente; por ello, uno de los objetivos del curso es impulsar la reflexión crítica de los profesores sobre su práctica docente, en el marco del Modelo Educativo del CCH”.
En su intervención, J Concepción Barrera, coordinador del Centro de Formación Continua (CFC), dio la bienvenida a los asistentes. Al abordar las temáticas, en especial, de Docencia y Modelo Educativo, el funcionario señaló que “hablar de modelo es hablar del trabajo colaborativo, porque tiene esa característica: el maestro no es el personaje principal de la historia, sino el estudiante, quien obtiene su propio conocimiento”.
Sobre el módulo de las adolescencias, expresó que el Colegio tiene “una gran diversidad de población en los cinco planteles, con diferentes contextos geográficos y distintas condiciones económicas y sociales, además de un capital cultural totalmente diferente. Tenemos alumnos que, quizás, sus padres son profesionistas, pero tenemos otros que no tienen esa fortuna o jóvenes que no viven en lugares cercanos y estudiar les significa mucho esfuerzo”, afirmó.
En ese sentido, comentó que los jóvenes “no son la generación de cristal, son la generación que se atrevió a levantar la mano, a manifestarse, algo que nosotros, como generación que ya tenemos tiempo, no tuvimos la oportunidad de ser gestores, de proponer, de levantar la mano. Somos docentes que buscamos cambiar, de formarnos, para ofértales a ellos conocimientos y ciertas habilidades”.
“Nosotros no podemos llegar al aula si no tenemos una planeación didáctica. Cuando diseñamos una estrategia, nos puede funcionar muy bien en el grupo de las 7 (horas), en el de las 9 (horas) como que se tambalea, y el de las 13 horas ya lo agarramos muy cansado. Tenemos que ir apuntalando una secuencia o estrategia didáctica, pues contamos con un capital y una experiencia docente y hay que entender que la dinámica de trabajo no es igual con todos los grupos”, dijo.
Paulina Romero Hernández, una de las coordinadoras del diplomado, recordó que el CFC tiene una historia interesante: “hace tiempo, si el Colegio quería hacer un diplomado, lo tenía que solicitar a alguna Facultad o Instituto que lo avalara y entonces era una serie de requisitos y trabas (…) Actualmente con el CFC, esto ha cambiado, porque el CCH ya tiene los elementos necesarios para avalar los diplomados y que éstos sean más accesibles”.
Sobre las actividades y expectativas del diplomado, los profesores expusieron su definición sobre lo que es la docencia y expresaron su opinión ante diversas situaciones planteadas por el impartidor; como resultado de estas dinámicas, consideraron que pueden mejorar su didáctica, la forma en que imparten las clases y además actualizar sus conocimientos y aprendizajes.