Con el propósito de realizar un ejercicio de reflexión en línea para escuchar las experiencias y aportaciones de los egresados del Diplomado para la Formación del Personal Académico-Administrativo del Bachillerato, se convocó a su primer encuentro de exalumnos, en el que, a lo largo de siete años (ocho generaciones), se han capacitado 258 docentes y administrativos del Colegio de Ciencias y Humanidades, la Escuela Nacional Preparatoria, B@UNAM y la DGIRE.
El objetivo esencial de este curso ha consistido en contribuir a la formación de los directivos que ocupen un liderazgo en la dirección y calidad educativa en sus planteles y estén insertos en el bachillerato universitario en los sistemas escolarizado, incorporado y a distancia.
Se trata de uno de los principales instrumentos institucionales de la UNAM para homologar conocimientos y procesos que permitan una mayor eficiencia en la administración y dirección de un plantel de bachillerato o una facultad.
La existencia de este diplomado obedece también a que los directivos de los planteles, aquellos cuyo trabajo los obliga a tomar decisiones de diversa índole, “deben conocer las principales características sociales y académicas de los estudiantes, así como los valores a resaltar durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto entre los profesores como en los alumnos”.
En el mismo sentido, se explicó, “es necesario que conozcan las características y necesidades del sistema de Educación Media Superior a nivel nacional y sus repercusiones en la academia, en sus comunidades y en sus procesos, así como el marco legislativo, el presupuestal y la relación con los organismos gremiales y las autoridades centrales implícitas en la misma organización”.
Colaboración
La responsabilidad académica de los contenidos ha sido tarea de las Divisiones de Educación Continua de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) y de la Facultad de Psicología.
Las siete generaciones del curso, se subrayó, “han sido motivo de una detallada evaluación, tanto en los contenidos de los temas, a través de un análisis curricular, como en la aplicación de lo aprendido en el quehacer cotidiano de los participantes y sus subalternos, así como en el mejoramiento de la calidad de trabajo”.