En 1997, un grupo de estudiantes decidió tomar el arte entre sus manos y publicar una revista de estudiantes para estudiantes; todo hecho por sus manos, desde los textos, la maquetación, la corrección: el proceso íntegro que implica montar una revista.
Esta iniciativa es un claro reflejo del espíritu cecehachero, el ímpetu imparable por hacer las cosas a su manera que ha marcado al Colegio de Ciencias y Humanidades por generaciones. Este espíritu se mantiene hoy fuerte y constante, tanto así, que 26 años después, un nuevo grupo de cecehacheros y cecehacheras se reunió con un único objetivo: compartir literatura.
La Hija de Rocinante es la heredera de aquel proyecto del 97, ahora en formato de fanzine, esta publicación continúa compartiendo la literatura de manera libre. El equipo editorial de esta publicación se compone de estudiantes de todos los semestres de plantel Naucalpan, quienes han trabajado arduamente para confeccionar un producto digno de la literatura gestada en su centro educativo.
Durante el Segundo Festival Cultural del CCH, se presentó el número 2 de La Hija, cuyas ediciones anteriores, la 0 y la 1, se expusieron en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni).
Este último número está conformado por cómic, poesía, cuento y dibujo. Poco a poco, al ritmo de las necesidades artísticas del estudiantado, el fanzine se ha abierto a recibir todo tipo de contenido artístico, extendiendo su carácter de fanzine literario al de fanzine artístico.
Esta presentación fue en particular especial ya que, después de generar experiencia y aprendizaje durante los primeros dos números, el equipo de La Hija de Rocinante refleja un crecimiento significativo. El diseño y contenido conjunta a la perfección la libertad creativa del formato fanzine con un trabajo editorial pensado que se ajusta a los poemas y cuentos publicados.
La convocatoria para colaborar en el fanzine es permanente, así que se aceptan textos y obra de estudiantes del CCH durante todo el semestre. Este tipo de proyectos forman a la comunidad y, más allá de eso, da una oportunidad para que exploren y descubran sus intereses artísticos a la vez que aprenden la manera de compartirlos con sus compañeros y compañeras.
Esta iniciativa es un reflejo del espíritu cecehachero, el ímpetu por hacer las cosas que ha marcado al Colegio de Ciencias y Humanidades por generaciones.